El Cádiz se ha ganado el derecho a disputar una vez más la fase de ascenso a Segunda A. Será la quinta participación en su sexta temporada de la tercera etapa en la categoría de bronce. Sólo faltó a la cita en la campaña 2012/13 -bajo el mando de Sinergy- en la que al final se vio abocado a luchar por una permanencia que no amarró hasta la penúltima jornada. Pero por más que consiga meterse en la batalla con los mejores de otros grupos, no termina de salir de una división maldita que tanto daño hace al club en los apartados deportivo y económico. La permanente estancia en el tercer escalón del fútbol español, como se un castigo divino se tratase, supone un continuo golpeo a las ruinosas arcas de una entidad que sufre lo indecible para disponer de recursos con los que mantenerse en pie.

El objetivo a corto plazo del conjunto amarillo es superar tres eliminatorias para que se le abra de par en par las puertas de la Liga de Fútbol Profesional. No lo tendrá nada fácil. Todo lo contrario. Será muy difícil. Para avanzar un escalón el club tiene que romper todas las barreras históricas que aparecen como gigantescos obstáculos porque nunca ha subido un cuarto clasificado y el Cádiz nunca ha tenido el acierto de sacar adelante tres eliminatorias en una misma campaña. Los precedentes no pueden ser más negativos ante el mayor desafío que se le presenta al club en los últimos años.

Tres eliminatorias ganadas y seis perdidas

La historia juega en contra de un Cádiz que nunca ha sido capaz de salir victorioso de tres eliminatorias de ascenso en una misma temporada. A lo máximo que llega es a ganar una ronda. De ahí no pasa. Otro dato demoledor es su deficiente arranque de play-off. Salvo en el curso 2008/09, que dejó en la cuneta al Real Unión de Irún y regresó a Segunda A en el cruce entre primeros, los inicios restantes se saldaron con dolorosos varapalos.

De las nueve eliminatorias disputadas por los amarillos, sólo ganó tres y perdió seis. De 18 partidos sólo se llevó el triunfo en cuatro, empató media docena y cayó en ocho. Marcó 14 goles y recibió 25. Las cifras son la demostración palpable de que, en líneas generales, al Cádiz no se le da nada bien el play-off. Lo bueno es que, pese a la pesada losa del pasado, el conjunto gaditano depende ahora de lo que se capaz de hacer a partir del fin de semana del 21-22 de este mes.

Cuarto clasificado después de ser campeón

El recorrido del Cádiz en Segunda División B desde que rige el modelo de play-off no deja de ser llamativo porque, sin pretenderlo, traza una cadena de frecuencia que le lleva a repetir una posición después de haber ocupado otra. Cada vez que certificó el pase a la fase definitiva como campeón, la siguiente ocasión lo hizo como cuarto, después de nuevo como primero y así de manera sucesiva hasta establecer una la línea de 1º-4º-1º-4º-1º-4º que se corresponde con las temporadas 2008/09-2010/11, 2011/12, 2013/14, 2014/15 y 2015/16. Con semejante balance, el conjunto amarillo parecía condenado de antemano a clavarse en el cuarto puesto en el presente ejercicio después de quedar campeón el pasado curso.

El cruel destino del cuarto sigue vigente

Las cifras reflejan con meridiana claridad que nunca asciende un cuarto clasificado de ninguno de los cuatro grupos desde la implantación del patrón actual de play-off. Es, por tanto, la peor posición con la que se puede acceder a pugna entre los más fuertes. Le toca al Cádiz ser el primer club en despedazar las crueles estadísticas que se alían en su contra.

De los 28 ascensos de Segunda División B a Segunda A producidos desde la temporada 2008/09, en la que se puso en marcha el actual sistema de play-off, nada menos que 20 fueron campeones de grupo, de los que 14 de ellos lo lograron en las eliminatorias directas entre primeros y otros seis tuvieron que realizar el camino más largo de las tres rondas.

La lista de la veintena de campeones que trepó una categoría está formada por Cádiz, Cartagena, Real Unión de Irún, Ponferradina, Alcorcón, Granada, Guadalajara, Sabadell, Real Murcia, Real Madrid Castilla, Mirandés, Tenerife, Alavés, Real Jaén, Racing de Santander, Llagostera, Albacete, Real Oviedo, Huesca y Nástic de Tarragona. Seis ascensos lo consiguieron segundos clasificados durante la Liga (Villarreal B, Barcelona B, Ponferradina, Éibar, Leganés y Athletic de Bilbao B) y sólo dos terceros dieron la campanada (Alcoyano y Lugo). La Ponferradina es el único club que ha ascendido dos veces con el vigente modelo.

Sobresale además como denominador común el ascenso de tres campeones cada temporada salvo en la 2011/12, cuando sólo escalaron dos a la Liga Adelante.

El Cádiz consiguió salir del pozo de la Segunda B en la campaña 2002/03 después de terminar la Liga en cuarta posición. En aquella época la batalla del ascenso se libraba por el método de la liguilla, ya desaparecido.

En el grupo IV sólo asciende el primero

El balance del grupo IV con el procedimiento imperante de eliminatorias pone de manifiesto la dificultad para conseguir el ascenso si no es como primero. De ese grupo sólo sube el campeón salvo cuando el ocupante del trono es el Cádiz con la única excepción de la temporada 2008/09. En la 2009/10 ascendió el Granada, en la 2010/11 el Real Murcia, en la 2012/13 el Real Jaén y en la 2013/14 el Albacete. Ni segundos, ni terceros, ni cuartos alcanzaron el éxito.

Demasiados verdugos y pocas víctimas

Mirandés, Real Madrid Castilla, Lugo, L'Hospitalet, Real Oviedo y Athletic de Bilbao B se interpusieron en el camino del Cádiz en los últimos años. Dio igual jugar primero en casa o fuera. El destino fue la eliminación y la consiguiente condena de continuar anclado en las profundidades de una categoría que se le corta a un equipo amarillo que sí hizo los deberes ante el Real Unión de Irún, Hércules y Albacete, aunque sólo en el primer caso sirvió para lograr el ascenso.