El Cádiz se agarra al fortín del estadio Ramón de Carranza para dar el salto definitivo a Segunda División A y olvidarse para siempre de la Segunda B. El santuario cadista tiene la llave del ascenso. El valioso empate a uno obtenido en el Carlos Tartiere el pasado domingo abre de par en par las puertas de la esperanza. ¿Cómo puede hacer valer el equipo amarillo el 1-1? La respuesta es simple. Basta con prolongar, un fin de semana más, la positiva trayectoria que acredita como local en el campeonato liguero para cumplir el objetivo. A la escuadra gaditana le valdría con 15 resultados de los 19 encuentros de los conseguidos cuando ejerció de anfitrión, de los cuales 14 se solventaron con victoria -contra Betis B (2-0), La Hoya Lorca (2-0), Cacereño (2-1), San Roque de Lepe (4-0), Lucena (3-0), Córdoba (3-0), Arroyo (4-0), Jaén (1-0), Marbella (5-0), UCAM Murcia (1-0), Melilla (2-0), Almería B (3-0), Cartagena (2-0) y Villanovense (2-0)-. Uno de los cuatro igualadas cosechadas en el Carranza, el 0-0 frente a La Roda, sería suficiente también para certificar la escalada a un escalón de superior categoría.

Los cuatro partidos restantes para completar el recorrido como local serian los que frenarían el ascenso del Cádiz. Repetir el 1-1 que firmó con Granada B y El Palo abocaría la eliminatoria a la prórroga y quién sabe si a los penaltis. Los amarillos seguirían con posibilidades, mientras caerían en el supuesto de que se reprodujesen dos marcadores que el próximo domingo serían adversos: el 0-2 ante el Sevilla Atlético en la que fue la única derrota en su feudo, y el empate a dos frente a la Balona que obligaría a los amarillos a disputar dos rondas más en busca del ascenso.

La trayectoria en casa del Cádiz invita al optimismo sin olvidar nunca que cada partido es una historia nueva en la que puede suceder cualquier cosa.

Los números reflejan la fiabilidad en el Carranza del campeón del grupo IV. El cuadro gaditano sólo recibió siete goles en 19 jornadas como local (una media de 0,3 por encuentro) y en 14 partidos dejó la portería a cero. Y dejar el arco intacto en el duelo de vuelta contra el Oviedo otorgaría a los gaditanos el anhelado ascenso.

Un empate a cero o un triunfo -con cualquier resultado- le vale al Cádiz para subir. El Oviedo está obligado a marcar en el Carranza para tener posibilidades, que pasan por un empate a más de un gol (2-2, 3-3...) o una victoria.

Si son los amarillos los que marcan, tendrán mucho avanzado en su objetivo. El Cádiz ve puerta en casi todos los encuentros en casa. De los 19 compromisos ligueros disputados en el coliseo cadista, el conjunto local hizo al menos un gol en 17 para un total de 40 (dos por partido). Sólo se quedó sin marcar en los choques contra La Roda y Sevilla Atlético.

El recorrido del Oviedo a domicilio da una idea de la dificultad que entraña el partido de vuelta para ambos equipos pese a que el Cádiz dispone de una ligera ventaja. El conjunto asturiano no lo pondrá nada fácil, a tenor de las cifras contabilizadas lejos de su campo. El equipo carbayón marcó en 16 de sus 19 comparecencias como visitante, lo que da una idea del potencial ofensivo de una escuadra que, con 37 goles como visitante, promedia casi dos por encuentro en territorio ajeno.

Los asturianos ganaron diez partidos a domicilio, empataron cuatro y perdieron cinco. Es un equipo rocoso tanto en casa como fuera, pero el Cádiz también lo es, sobre todo en el Carranza, donde se decidirá la eliminatoria.