Cádiz CF

La madurez, a examen

  • El inesperado varapalo frente a un rival ubicado en la zona baja pone a prueba la fortaleza de un líder que está obligado a remontar el vuelo para mantenerse al frente de la tabla

La primera derrota de 2015 sufrida por el Cádiz no hacen saltar las alarmas porque el equipo amarillo se ha ganado a pulso el crédito suficiente para poder permitirse el lujo de cometer algún fallo. La perfección no existe y la derrota forma parte de la competición. Mejor tropezar ahora que en la definitiva fase de ascenso, a la que acudirá salvo hecatombe inimaginable si se tiene en cuenta que la diferencia sobre el quinto es de nada menos que 15 puntos. Falta por dilucidar si el cuadro gaditano comparecerá la próxima primavera en el play-off en condición de campeón o lo hará como segundo clasificado. Pese al varapalo que nadie esperaba ante el Sevilla Atlético, un equipo que transita en la zona baja de la clasificación, el Cádiz sigue dependiendo nada más que de sí mismo para llegar a finales de mayo como primero del grupo IV.

Los tres puntos de ventaja que los amarillos disponen sobre el UCAM Murcia son un tesoro a falta de nueve jornadas en las que puede pasar de todo. La escuadra entrenada por Claudio Barragán no supo defender los seis puntos de diferencia que había obtenido la semana anterior, reducidos a la mitad y ahora el margen de error vuelve a ser mínimo porque el conjunto universitario anda al acecho y cree de nuevo en sus posibilidades al comprobar que la aparente infalibilidad del Cádiz saca a la luz sus primeras grietas.

De igual manera que el UCAM no perdió su fiabilidad tras caer en casa ante La Roda por un contundente 2-4 (siete días después ganó en Marbella, no se puede decir que el Cádiz haya tirado por tierra la suya por perder un partido. De los 11 encuentros disputados en 2015, el balance es de nueve victorias, un empate y la reciente derrota que todavía escuece al universo cadista. Traducido en puntos, 28 de 33, es decir, casi el 85% de los dirimidos desde enero. Si el equipo amarillo es capaz de prolongar ese porcentaje hasta el epílogo del campeonato liguero, sumaría 22 ó 23 puntos (ahora acredita 59) más y superaría por primera vez los 80 (llegaría a 81-82) en sus 15 campañas en Segunda División B. Para ello tendría que ganar siete de los nueve partidos restantes y empatar alguno. Rebasar la barrera de los 80 puntos debería ser un aval para quedar campeón, pero la buena marcha del UCAM complica el desenlace y dificulta el pronóstico de cuántos son suficientes para amarrar la plaza más codiciada.

Las derrotas son útiles para detectar errores y corregirlos ahora que hay tiempo. No le gustó a Claudio cómo defendieron sus jugadores la falta que dio origen al segundo gol de conjunto visitante. Fue el único reproche que el técnico hizo a sus pupilos en público después de un encuentro marcado por el desacierto del líder en las dos áreas, que es donde al final se deciden los partidos. Dos errores atrás propiciaron los tantos en contra y no son necesarios todos los dedos de una mano para contar las escasas ocasiones generadas por los gaditanos en ataque, un hecho extraño cuando si por algo se caracteriza el líder es por su potencial ofensivo.

Un poco de orden atrás le bastó al adversario para frenar las acometidas de un equipo que, con un jugador menos -expulsado Airam Cabrera en el minuto 20-, no encontró el camino del gol. Desde el comienzo del curso, es la cuarta vez que el Cádiz no ve puerta en un partido de Liga y la segunda en casa. No marcó contra La Roda en el Carranza (0-0) en septiembre de 2014, tampoco lo hizo en el campo del UCAM Murcia hace seis meses (derrota por 1-0) ni en la visita al Villanovense ya con Claudio en el banquillo (nueva derrota por 1-0). Diez jornadas consecutivas llevaban los amarillos en las que al menos conseguía un tanto hasta que el pasado domingo sufrió un atasco general.

El entrenador sostiene que todos los futbolistas están preparados para jugar en cualquier momento y su apuesta rotatoria en el centro del campo le salió rana después de la positiva aportación en Cáceres de Navarrete, sin minutos en cambio en el choque contra el filial sevillista. Sorprendió la ausencia de Migue García en la convocatoria y la presencia de dos laterales izquierdos en la lista de 16. El pichichi Jona se quedó en el banquillo.

El discurso que siempre brota del vestuario es que la intensidad siempre debe ser como mínimo igual que la del rival. La actitud no aparece como la causa de la última derrota. El equipo se entregó al máximo pero demostró que tiene limitaciones. La dirección deportiva dispuso de un largo mes de enero para reforzar la plantilla pero no sólo no lo hizo sino que redujo el plantel de 20 a 19 futbolistas. La defensa es la misma que genera dudas desde el arranque de la temporada y en el centro del campo el club no buscó un recambio.

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