Tres nombres de jugadores del Cádiz sobresalen tras la disputa de la 13ª jornada de Liga, todos por distintos motivos. Alejandro Galindo representa la cara, mientras que Jona y Kike López reflejan la cruz de un fin de semana que deparó alguna sorpresa más además el empate en casa ante El Palo. Una de ellas fue la aparición en la convocatoria del canterano, hasta ahora inédito en el campeonato doméstico. No sólo formó parte del acta del encuentro, sino que además se estrenó de manera oficial con el equipo amarillo en un compromiso liguero cuando el entrenador, Antonio Calderón, le dio entrada para sustituir a Kike Márquez con un cuarto de hora por delante. No fueron precisamente minutos de la basura los que jugó el joven de 19 años. Todo lo contrario. Cuando Galindo pisó el césped el partido estaba abierto, el Cádiz ganaba por la mínima y de hecho El Palo consiguió empatar en el sprint final.

La alegría no fue completa para el centrocampista, que cumplió el sueño de todo canterano pero sin llegar a saborear las mieles del triunfo como él hubiera querido. El debut de Galindo en un partido oficial del Cádiz se produjo el pasado mes de septiembre en el duelo de la primera ronda de la Copa del Rey contra el San Roque de Lepe (0-3), aunque su estreno en la Liga fue el pasado domingo.

Si Galindo es la cara de la moneda, Kike López es la cruz. El salmantino fue uno de los dos sacrificados por el técnico -el otro fue Arregi- y prolongó su ausencia en la convocatoria por tercera jornada consecutiva tras quedarse fuera en las de los partidos ante San Roque de Lepe y Almería B. Los últimos minutos de Kike López sobre el césped se remontan al choque contra el Cacereño, cuando actuó de lateral derecho para cubrir el hueco del lesionado Óscar Rubio. Su actuación no fue la mejor en una posición que no es la suya y desde entonces no ha jugado un solo minuto salvo los 90 del encuentro amistoso contra el Rayo Vallecano. Ni la ausencia de Juan Villar le hizo tener una hueco en la lista pese a que su puesto natural es el de extremo.

La otra cara negativa de la jornada es Jona, que firmó la actuación más floja desde su aterrizaje en el Cádiz. El hispano-hondureño vio la portería como el tamaño de una caja de cerillas y fue incapaz de aprovechar ni siquiera una de las varias oportunidades claras que tuvo, sobre todo dos en la recta final de la primera parte. La falta de puntería en los últimos metros condenó a un Cádiz que, con un mínimo de acierto, debía haber solventado la papeleta sin mayores sobresaltos. Jona no fue el único jugador cadista con el punto de mira desviado, aunque quizás sí el más desatinado.