Athletic-Sevilla | La previa

En San Mamés, el partido 689 de Jesús Navas

Pedrosa, Joan Jordán y En-Nesyri observan a Jesús Navas en un rondo.

Pedrosa, Joan Jordán y En-Nesyri observan a Jesús Navas en un rondo. / Juan Carlos Vázquez

Un clásico de Primera División muy descafeinado es lo que juegan hoy en San Mamés el Athletic Club y el Sevilla Fútbol Club. Después de la tempestad provocada por el asunto de Jesús Navas, un paradigma de que en la entidad nervionense hay demasiado vendaval con las velas sueltas y que el giro de timón dado por José María del Nido ha dejado la tormenta en simple marejada, llega la hora del fútbol. Y para que la marejada no vuelva a ser de nuevo una galerna cantábrica que golpee en la dirección del club con fuerza, el equipo de Quique Sánchez Flores debe dedicarles a su entrenador y al palaciego un partido digno.

No será sencillo para Quique devolverle la competitividad a este equipo que se relajó después del derbi. Menos aún con el erial que tiene en un centro del campo en el que se acumulan las bajas: Soumaré está sancionado y Suso se cayó de la convocatoria por una sobrecarga muscular. Heliópolis fue el último escenario en el que compitió el Sevilla, que llegó al partido con su eterno rival con la tranquilidad de que ya era matemáticamente equipo de Primera División. Luego llegaron las derrotas en Villarreal y contra el Cádiz, siendo particularmente dolorosa ésta por la imagen de laxitud dada mientras Jesús Navas masticaba entre lágrimas el drama de su despedida antes de que todo se recondujera en las frenéticas y enloquecidas horas que fueron de la medianoche del viernes al mediodía del sábado.

El palaciego merece que sus compañeros den la cara frente al vigente campeón de Copa. Como también lo merece Quique tras anunciar que no seguirá como entrenador la próxima temporada después de haber enderezado el rumbo de una nave absolutamente a la deriva que amenazaba con un descenso catastrófico en todos los sentidos: el económico, el institucional, el deportivo y el social.

Será el último viaje de Quique como entrenador del Sevilla. El madrileño, que siempre expuso sus fuertes vínculos con el club de Nervión, se marcha como un caballero, sin un atisbo de rencor pese a que su labor, titánica por cómo se encontró una plantilla que necesita una profundísima reconversión, podría haber recibido un poquito más de apoyo por parte de los rectores del club de forma pública. Sólo un poquito al menos. No ha sido así pese a las palabras de gratitud de José María del Nido Carrasco al anunciar su cese como entrenador una vez concluya esta temporada en la comparecencia en la que ofreció renovar a Jesús Navas. Ahora Víctor Orta debe dar con la tecla de un sustituto, al menos con la tranquilidad de que la nueva plantilla tendrá un referente como el palaciego al frente.

En el Athletic también están relajados pues haga lo que haga jugará la Europa League, aunque aún quiere asegurar el quinto puesto. En Bilbao andan eufóricos por el título de Copa logrado tras cuarenta años de sequía y eso es un vendaval de energía para un partido que también será de despedidas en San Mamés. Por ejemplo, las de Muniain y Raúl García. Y éstos querrán brindar un último gran servicio en su adiós. A ver qué Sevilla se encuentran enfrente en el que será el partido 689 de Jesús Navas como sevillista. Como para irse por la gatera...

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