Beatus Ille

Beatus Ille / A. Lao

“Hijo de mala madre. Deja lo que no es tuyo”. Cuidar de un modesto huerto tiene algo de horaciano, pues el distinguido poeta romano de la segunda mitad del siglo I a. C. elogió, entre otras cuestiones, la vida retirada, sencilla y desprendida del campo, en oposición a las formas de vida en la ciudad. Feliz aquel, entonces, escribió Horacio, que puede labrar los campos, sin deudas, libre de acudir a las guerras y ajeno a los sustos por las iras del mar. De manera que, así, se mantendría “lejos del foro y de los umbrales soberbios de los ciudadanos poderosos”. Expresada quedó esta aspiración -renacentista después de o por horaciana- con “Beatus ille”. Mas el poeta clásico no podría imaginar que en el campo también asechan los desalmados, los hijos de mala madre -aunque estas tengan poca culpa- dados a las fechorías del hurto. Y no por necesidad, para con ello encontrar la atenuante de las razones del hambre, sino por los desafueros contrarios al cabal estado de las cosas, o proclives al disfrute de hacer daño sin beneficio -maldito este cuando viene de aquel-. Por eso pretende disuadirse al malhechor, para que deje lo que no es suyo, por más que no se trate de desear el bien ajeno, sino de destruirlo. Luego ni las horacianas bondades del campo están preservadas de las ruines malicias humanas.

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