Rocío 2016

La Matriz ya está en la aldea

  • Almonte no falló y arropó al Simpecado en su recorrido. La Hermandad hizo el camino de los Llanos.

Almonte quiso ser fiel a la tradición, perpetuar el ritual que define y da sentido a una devoción con siete siglos de historia. Lo intentó hasta última hora, con el corazón encogido y la confianza de que el tiempo amainara y el Chaparral pudiera acoger la Misa de Romeros en el alto molinillo, ese trono de cerámica en el que cada siete años se posa la Virgen de Pastora. Pero fue estéril luchar contra los elementos, menos aun contra una climatología tozuda y adversa que se empeñó, sin éxito, en eclipsar el protagonismo a la Reina de las Marismas. 

En este intempestivo escenario la parroquia Nuestra Señora de la Asunción dio cobijo a romeros, devotos y tamborileros. A las 10:00 acogía la eucaristía que ofició el párroco Francisco Jesús Martín Sirgo, frente al altar presidido por el tapiz de la icónica imagen mariana. 

 

Ya en el exterior, la Hermandad Matriz tatuó sobre las arenas embarradas la consigna del hermano mayor, Alfonso Bejarano: "no le tememos al agua". Almonte estará frente a su Reina "llueva o ventee". Por eso pidió ser solidarios en el esfuerzo que vienen realizando las 117 filiales, algunas llegadas desde tan lejos, que han demostrado su cariño incondicional a esa imagen mariana que los llama cada Pentecostés. "Tenemos que ser ejemplo acompañando al Simpecado a la salida y entrada a la aldea", reclamó desde el púlpito del altar mayor. Almonte no falló.

 

Previamente Bejarano estuvo estudiando y consensuando con la junta de gobierno de la Matriz como proceder ante las adversas condiciones. Las informaciones que le llegaban al minuto sobre el estado de los terrenos y de la situación meteorológica le llevó a tomar la decisión de que la hermandad cubriese las tres leguas de distancia (quince kilómetros) que los separaba de la aldea a través del camino de los Llanos. Descartaba Los Tarajales en un anuncio que fue obsequiado con júbilo y aplausos en el templo. El tiempo comenzaba a dar una ligera tregua. Fue sólo un espejismo. 

 

Bejarano dijo que acudían a casa a recoger los caballos para realizar un recorrido breve del Simpecado hasta la casa del hermano mayor. Desde ahí regresarían a la parroquia para el rezo de la salve y la partida hacia la aldea. 

 

La lluvia purgó lo anecdótico de la Romería. Ofreció sin aditivos la enorme fe que le procesa el pueblo a su patrona. Los visitantes que cada año concentra la partida de Almonte se vieron privados del colorido que arroja un mayo teñido con el color de los caballos y charrés desfilando con sus mujeres ataviadas con los trajes de faralaes y ellos de flamenco cabalgando por las calles centrales del pueblo. En contraposición, las estampas que ofrecían eran historia viva de esta devoción, que no se ve frenada ni por el intenso aguacero que a las 13:00 descargaba en el núcleo urbano. 

 

Ni el tiempo ni el viento apagaron las sevillanas, la alegría ni la algarabía de ir a su encuentro. Romeros como José Joaquín Gil resaltaba como Almonte "siempre da el do de pecho cuando de Ella se trata". Sobre las 14:30, las precipitaciones amainaban, permitiendo el período de sesteo en la venta Camacho, donde reponer fuerzas y dar rienda suelta a las sevillanas. Plegarias en las que los romeros bailaron y cantaron, disfrutando de esos irrepetibles momentos de hermandad al calor de los suyos.

El tiempo comenzaba a mostrarse como un aliado y la tregua se extendía por varias horas. Esa fue la mejor noticia que tuvo el día. La otra fue la llegada sin sobresaltos hasta el Santuario. Todo tras una peregrinación cargada de dificultades: elementos atmosféricos en contra, un camino inundado de charcos y barro que dificultaba y convertían en una odisea cada paso; pero siempre sin perder la ilusión de coronar tierras marismeñas. 

 

Entre tanto, el optimismo se mantiene intacto, sabedores de que el tiempo mejorará justo en el momento preciso: el fin de semana en el que se celebran los cultos a la Virgen del Rocío, antesala de la procesión y de ese salto a la reja. Pero aún queda por escribir ese capítulo y los almonteños y almonteñas quieren disfrutar de estos días previos. Lo difícil ya se ha andado. Ya están junto a Ella. 

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