El Rocío

Mitos y leyendas de la Virgen del Rocío

Peregrinos, caminantes, andariegos y andariegas de los caminos arenosos llenos de pinos y retamas, arroyuelos y ensenadas. De cielos abiertos y amplia noche estrellada para sonar.

Contad estas leyendas a la luz de la lumbre y pensar que algo grande vais a ir descubriendo en vuestro andar hasta las inmensas y eternas marismas de vuestras vidas.

Dicen que hace mucho tiempo un cazador furtivo en las entonces haciendas y cotos reales de la Rocina, al resplandor inusuado en el tueco de una encina, socavado por los rayos de más de una tormenta, se acercó cauteloso y descubrió entre ramas y hojarasca una preciosa imagen de Nuestra Señora.

Era una imagen de la Virgen bellísima, la soledad del lugar y el viento que cuchicheaba en el pinar le asustaron un poco, pero aun así atemorizado, mientras el sol hacia luces por doquier fue desvelando aquella joya preciosa que se descubría antes sus ojos.

Aun olvidándose de la propia escopeta, corrió, hasta el cercano pueblo de Villamanrique de la Condesa y con lágrimas en los ojos y emoción en su pecho contó lo que había descubierto a las autoridades civiles y eclesiásticas que, se dieron buena prisa en ir hasta el lugar donde construyeron una ermita para honra y gloria de la Madre de Dios.

Mientras, la imagen permaneció en el propio pueblo donde aún se conserva en casa de unos vecinos que raramente la dejan ver.

Los más se inclinan a pensar que fue este mismo cazador el que se dirigió no a este pueblo sino también a la cercana villa de Almonte y que sus lugareños hicieron lo propio y erigida la iglesia desde entonces la imagen preside este hoy santuario con el bendito nombre de Nuestra Señora del Rocío. Si tienen suerte y os dejan pueden visitar la imagen de Villamanrique de la Condesa y comprobar por Vds. mismo que hay algo de verdad en esta leyenda.

De tiempo inmemorial a la imagen de la Virgen del Rocío la visten y adornan unas camaristas cuyo quehacer pasa de madre a hijas y así se prorroga en el tiempo este bien hacer y los secretos que dicha imagen contiene.

¿Quien no ha escuchado que debajo de sus sayas y ornamentos se encuentra una imagen más pequeña que fue la originaria que encontró el cazador? Quizás no vayan mal informados y algo de todo eso hay que por razones desconocidas todavía no se ha revelado el misterio de todo, o que se encuentra en su interior.

Los más osados se atreven a narrar, ya desde hace mucho tiempo se conoce, incluso se canta en una sevillana que: "la Virgen del Rocío tiene una salamanquesa de plata y oro", y estos cuentan que es cierto hay un mapa grabado que da semejanza a una salamanquesa, de ahí la canción, pero que no es más que un plano que posiblemente nos llevaría a descubrir algún tesoro oculto, entiéndase este mapa bien descifrado, práctica frecuente en la antigüedad que se hacia en las imágenes, siempre ocultas por la ropa y no tocadas por lo sagrado, para que a través de los años no se perdiera el norte por aquellos o sus familiares que conocían dicho secreto.

Como no decir que al parecer dicha imagen es en realidad una Virgen de los Remedios, a la que daban culto los mercedarios, orden de frailes que tantos hospitales, iglesias y devoción a María dejaron por esta tierra, como buen ejemplo la hoy catedral de Huelva y su hospital adyacente, convertido en universidad.

Estas imágenes, escondidas por el temor a ser destruidas por los moros en su racias y conquistas sobre la España visigótica se han ido, algunas, descubriendo a lo largo de los siglos un claro comportamiento de esta leyenda lo tenemos en la chiquita imagen de la Reina de los Ángeles en el pueblo de Alájar, que aprecio en una cueva.

No deja de sorprendemos los que se empeñan en afirmar y ligar esta tradición al propio rey Alfonso X el Sabio, conquistador de estas tierras, que fue poniendo imágenes, llamadas las vírgenes negras, por que eran escondidas por esclavos negros capturados en las guerras, por todo este territorio, para que al ser encontrada se aumentara la devoción de los lugareños... Quedan según esta leyenda todavía algunas por encontrar, ya que en documentos y libros de archivo se les ve hasta numeradas.

Pero nosotros nos quedamos con la bonita sevillana de Muñoz y Pavón:

La Virgen del Rocío/ no es obra humana;/ que bajo del cielo/ una mañana/ Esto seria/ para ser Reina y Madre/ de Andalucía.

Y debajo de todo el oropel con que hemos cubierto a ella misma y su santuario, que son muestras de nuestro cariño, veamos a una muchacha sencilla y humilde de cántaro en el cuadril que recorría las calle de Nazaret y que Dios la llamo a ser el sagrario bendito del Divino Pastorcillo, mediadora de todas las gracias, bendita por generaciones, Madre de Dios y Madre nuestra y la encontraremos cercana y dispuesta a recibir nuestras suplicas y cuitas.

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