30 años haciendo el camino

El salto o la espera impaciente

  • La llegada del Simpecado tras el rosario marca el inicio de la procesión. La rotura del varal, en 2011, crea una preocupación por su estabilidad.

La procesión de la Virgen del Rocío es el resumen de todo. Es el final esperado de la romería tras un día intenso de fiesta y alegría en el Domingo de Pentecostés. Una procesión con su antesala que es el rosario de Almonte. Mucho ha cambiado la procesión que, aunque se mantiene en su esencia, sí hay diferencias. A principios de siglo pasado cuando se cerraba la ermita durante la noche y a primeras horas de la mañana había misa y posterior procesión. Eso quedó para la historia. La ermita no se cierra en toda la noche y la espera es a que termine el rosario para que la Virgen salga por la aldea. Mientras, hay que contener a la gente que se agarra a la reja para no perder sitio, a aquellos han querido adelantarse pero que nadie le ha seguido en el salto. Hay que esperar a la entrada del Simpecado.

 

Cuando Huelva Información inicia sus Rocío, aquel año había salido el rosario de Almonte a las doce de la noche. Las hermandades filiales, desde Villamanrique de la Condesa a Alcalá de Guadaira habrían de entrar por la puerta principal de la basílica para saludar a la Virgen y salir por la puerta de las marismas. La belleza del rosario con sus bengalas se entrelaza con esa entrada a una ermita a rebosar en la que todos aguardan el salto. Hay que tranquilizar a la gente, todavía quedan algunos enseres esperando a ser retirados por los santeros. Arriba en el paso la camarista y los curas intentan calmar a los almonteños. Hay que esperar que concluya el rosario y eso no será hasta que entre el Simpecado de Almonte. Difícil es aguantar tanto tiempo a cientos de personas. Aquel primer año de 1984  la avalancha hizo que el Simpecado fuera llevado a la sacristía mientras se producía el salto a la reja. Eran las 03:03 y nueve minutos después la Virgen era bajada de su pedestal. La camarista volvió a subir al paso antes de dejar el presbiterio dirigiéndose a los almonteños. Un salto que presenció la reina doña Sofía y las infantas desde uno de los balcones de la nave de la ermita. El regreso de la Virgen del Rocío se produjo a las 13:00, después de casi diez horas por la aldea. 

 

La procesión se ha mantenido durante estos 30 años con la misma devoción, aunque cambiaran algunas cosas. Los años posteriores se fue adelantando más la salida, al siguiente año, en 1985 el salto fue a las 02:48, cuatro minutos después bajaba de su altar, retornando casi diez horas después, a las 13:40. Llegando años a adelantarse tanto como en 1992, cuando se produjo a las 01:42. Ahora vuelve a realizarse el salto en torno a las tres de la madrugada, como hace 30 años, incluso el año pasado se llega a aguantar la salida, retrasándola 40 minutos con respecto a 2011, que fue a las 02:50.

Esto se consigue porque Almonte reacciona a lo que había ocurrido en 2011, cuando se rompe el varal del paso de la Virgen del Rocío. 

 

Las muchas caídas del paso durante la procesión llevó consigo a un estudio realizado en 2001 con el que se pretendía analizar los distintos movimientos durante la procesión y la fatiga del material. Se aborda el cambio de la estructura interna de hierro por otra más ligera, buscando quitarle 250 kilos de peso. Se estudió también subir los basamentos de los varales e incluso tirar del paso con pañuelos atados al varal, además se colocan las ruedas llamadas carruchas para sacarlo así de la ermita. La sorpresa fue cuando el material utilizado se rompe, degollando el varal derecho en su remate. Un material de acero para aviones.

 

La preocupación en el pueblo de Almonte no se hizo esperar y la Hermandad Matriz acometió en profundidad el estudio y reforma del paso, cambiando toda la estructura interna al detectarse más varales afectados y mejorar la cogida al palio. Sin olvidar que las carruchas son mayores para que el paso esté más alto para facilitar el levantar el paso y se alargan los bancos con el objeto de que entre más personas.

 

Una segunda medida y la más importante está en el propio pueblo de Almonte, que se conciencia aún más de que tantas caídas del paso lo va sufriendo su estructura. Los almonteños se visten de camisa blanca, lejos quedan las caquis que utilizaban los quintos para sacar a la Virgen. Ahora un grupo de gente deja un espacio libre para que pueda llegar el Simpecado de Almonte al interior de la ermita, ya que el resto no entran como hace 30 años. Se acorta, además, la procesión a ocho horas, dos menos que el año anterior, tiempo muy reducido con respecto a otros años.

 

Hay que destacar otras notables mejoras en estas tres décadas, como es el estreno de un nuevo manto bordado por los talleres que viene a sustituir el llamado de los apóstoles de la coronación canónica de 1919. Pero muy especialmente es el nuevo retablo, la gran obra del neobarroco andaluz. Unos trabajos que comienzan en 1981. El nuevo camarín de la Virgen, con especiales medidas de seguridad, se inaugura completado los dos primeros cuerpos del retablo, el 28 de mayo de 1999. Los trabajos continúan y  el 14 de junio de 1999 es bendecido por el obispo de Huelva, Ignacio Noguer Carmona, queda terminado el 3 de mayo de 2006 y se anunciaba con el repique de campanas, bendecido el 29 de junio. Hay que añadir a los estrenos la capilla penitencial y la sala votiva, todo en el camino hacia el título pontificio de santuario mariano internacional. 

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