Iniciativa

Impulsan un homenaje y un monumento al doctor Ibáñez en Jerez

El doctor José María Ibáñez.

El doctor José María Ibáñez.

Un grupo de jerezanos ha dado los primeros pasos para la creación de una comisión pro-monumento y homenaje al doctor José María Ibáñez, recientemente fallecido. Conocido como 'el médico de los pobres', desempeñó con amor su profesión hasta justo antes de la pandemia, ganándose a pulso el cariño de los ciudadanos. Nombres como Manuel Muñoz Natera, Pepe Castaño, Antonio Mariscal y Andrés Luis Cañadas, amigos y pacientes de Ibáñez, han tomado esta iniciativa que busca "hacerle el homenaje que él nunca quiso recibir en vida". 

"Fue mi médico desde los 12 años. Era una bellísima persona y un profesional extraordinario. Muy bondadoso, lo mismo no te cobraba nada y hasta te regalaba las medicinas si las tenía. Todo bondad. Nunca miró dinero ni nunca quiso que se le hiciera ningún reconocimiento", apunta el hermano mayor de la Sagrada Cena, Manuel Muñoz Natera. 

"La intención es levantar un monumento delante de su casa, al final de la calle Porvenir, que aparezca él rodeado de tres o cuatro niños, con un escueto texto que diga: José María Ibáñez García de Movellán, 'El médico de los pobres'. Eso para mí sería un orgullo hacerlo porque me consta cómo ha sido la persona de José María Ibáñez. Jerez no puede dejarlo pasar". 

Por su parte, el periodista Andrés Luis Cañadas recuerda que es cierto que Ibáñez no quería ningún tipo de reconocimiento o nombramiento en vida, "como la tentativa que hubo de hacerlo Hijo Adoptivo de la Ciudad, que tampoco quiso. Yo le pido ahora al Ayuntamiento que la memoria de este hombre quede al menos recogida entre los Hijos Ilustres, aunque sea a título póstumo. Él era un ejemplo para Jerez. Si vas a la Plazuela lo elevarían a los altares, porque o no cobraba o cobraba la mitad, regalaba las muestras de medicinas... Un auténtico santo en vida. Con el padre de los Arcas, yo creo que fue de los primeros doctorados en Medicina que hubo en Jerez. Era un hombre sabio porque además estaba todo el día estudiando. Sería una pena que en la memoria de la ciudad no quedara registrado José María Ibáñez como un hombre absolutamente  ejemplar". 

El escritor y visitador médico jubilado Antonio Mariscal Trujillo inició su amistad con Ibáñez a los 20 años. "Una persona con una amabilidad extrema, con una cortesía extraordinaria y a mí me ayudó mucho cuando yo empezaba. Me llamaba la atención que aunque tuviera la consulta llena de gente, atendía primero al más necesitado. Tenía esa consideración, y cobrar no le cobraba desde luego, y lo mismo le daba hasta para el puchero". "Yo -añade- lo he apreciado profundamente y he sentido muchísimo su marcha". 

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