Así es el plan contra la invasión del avispón asiático en Cádiz

Un proyecto pionero impulsado por la Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos (COAG) en coordinación con la Diputación de Cádiz ha dado el pistoletazo de salida para frenar la expansión del Avispón oriental (Vespa orientalis) en la provincia de Cádiz, una amenaza creciente para las colmenas, la producción de miel y el delicado equilibrio de los ecosistemas apícolas. Desde mayo de 2025, esta especie exótica invasora está oficialmente catalogada en España, lo que subraya su riesgo ambiental y económico.

Balance de daños y zonas claves

El plan arranca en tres áreas estratégicas: la sierra de Cádiz, La Janda y el Campo de Gibraltar. Allí, los apicultores participan activamente en la cuantificación de pérdidas y en la implementación de técnicas de control. Según COAG, la visibilidad de la plaga ha sido "vertiginosa" desde su detección inicial en Cádiz y Málaga en 2018, con ya daños reportados en Sevilla, Jaén, Córdoba, y en menor medida Huelva y Granada.

El proyecto se denomina "Prácticas de lucha sostenible contra plagas en la agricultura gaditana: asentamientos apícolas". Su objetivo: reducir el impacto del avispón oriental mediante atrapamientos selectivos con cebos específicos, intentando minimizar el daño al resto de insectos polinizadores y al medio ambiente. Con financiación de la institución provincial, COAG prueba estas trampas selectivas para evaluar su eficiencia y determinar los mejores modos de captura.

¿Qué hace tan peligrosa a esta especie?

De color rojizo con franjas amarillas, el avispón oriental se alimenta de abejas adultas y empuja al abandono de colonias. Esto reduce drásticamente la producción de miel y pone en riesgo la soberanía alimentaria de la zona. Además, su expansión tan rápida despierta alarma entre los apicultores: "una de las mayores amenazas para la apicultura mediterránea", según COAG.

Una de las claves del plan es la cooperación técnica entre entidades públicas y el sector apícola. El intercambio de datos, la formación de los responsables de las colmenas y la detección temprana se convierten en piezas clave para frenar la plaga antes de que se asiente definitivamente. La cooperación también persigue que estas buenas prácticas se puedan replicar en otras provincias donde ya han aparecido daños.

Beneficios esperados

Si el proyecto logra reducir la incidencia del avispón oriental, se protegerían las abejas —esenciales para la polinización de cultivos—, la producción de miel se reforzaría y se conservaría la biodiversidad local. Esto no sólo tiene un impacto económico, sino también ecológico. En palabras de COAG, se trata de dar “un paso decisivo” para salvaguardar esas fronteras naturales.

Sin embargo, el reto es mayúsculo: la plaga ya está instalada en varias provincias andaluzas y controlarla implica una actuación coordinada, recursos suficientes y seguimiento constante. Además, los métodos de control deben ser lo más selectivos posible para no afectar a otros insectos polinizadores, esenciales para el ecosistema.

Plan a seguir

El plan dará prioridad a la detección temprana, la instalación de trampas selectivas, y la educación técnica de los apicultores. Una vez obtenidos los primeros resultados, se evaluará su aplicación en otras zonas. En paralelo, será clave mantener la vigilancia y establecer protocolos que respondan con rapidez ante nuevos focos de infección.

La provincia de Cádiz se ha convertido en un escenario estratégico para este experimento de control sostenible. Si los datos confirman que la estrategia es eficaz, podría servir de modelo para el resto de Andalucía y España ante esta amenaza invasora tan difícil de neutralizar.

Con este plan, la apicultura gaditana busca recuperar el margen de seguridad perdido. Pero la clave está en que se actúe con rapidez, precisión y colaboración entre todos los agentes implicados.