Verano

La momia se marcha a Asia

  • Se estrena la tercera parte del film que recuperaba de forma espectacular el clásico del terror, aunque en esta ocasión cambia Egipto por la legendaria China

Este año de 2008 que ha visto el regreso de Indiana Jones ve casualmente -o tal vez no, dada la voracidad de Hollywood- ve también la vuelta de una saga inspirada directamente en las aventuras del arqueólogo del látigo. En los 80 Indy tuvo muchos hijos bastardos, que como él combinaban emoción, exotismo y un toque esotérico. En la tardía fecha de 1999 apareció La momia, vendado personaje de amplia tradición cinematográfica, pero al gusto de la época. Una película de las que algunos teóricos llaman posmoderna, que mezclaba la parodia de un género con la admiración por él y su reformulación con los nuevos efectos digitales. El resultado fue una película muy divertida con Brendan Fraser, Rachel Weisz, John Hannah y un luego desaprovechado Arnold Vosloo como el villano resurrecto. Como mandan los cánones de la industria tuvo su preceptiva secuela dos años después, aunque resultó más bien hipertrofiada. El malo de esta función, El rey escorpión, tuvo derecho a un más bien triste film a mayor gloria de The Rock.

Tal vez el descontento generalizado de la segunda momia ha hecho que la tercera entrega de la saga se halla hecho esperar hasta este viernes. Repiten Fraser, cuya carrera se halla más bien estancada, y John Hannah como el gracioso de la función. Pero hay varios cambios significativos. El primero es el director, Stephen Sommers, que no repite y le cede el sitio a Rob Cohen, el responsable de las macarras A todo gas y XXX. Segundo, Rachel Weisz, que en este parón de la serie ha tenido tiempo de ganar incluso Oscars, no acepto hacer de esposa del aventurero O'Connell. Adujo sus hijos pequeños y el largo viaje que tendría que hacer. Y es que la tercera novedad de La momia 3: la tumba del emperador Dragón es que abandona los desiertos y las junglas de África y se marcha a la imperial China. María Bello sustituye a Rachel Weisz. Curiosamente, como en la última película de Indiana Jones, se ambienta tras la Segunda Guerra Mundial.

Y es que los productores de la cinta, que son los mismos de las dos primeras, pensaban que el escenario ya estaba agotado y se decidieron por la remota Asia. Eso introduce las aventuras de la serie en las leyendas chinas y permite introducir artes marciales. De ello se encarga el veterano Jet Li junto con Michelle Yeoh, dos estrellas del cine de acción de Hong Kong que también han triunfado en Occidente. Otra incorporación es Luke Ford, que da vida al hijo de los O'Connell, que en la segunda entrega era un crío. Ahora es un mocetón de 21 años. Y precisamente el que da pie a esta aventura.

Y es que cuando se halla en China, es engañado y despierta un terrible mal, el de un emperador que fue maldecido cuatro siglos antes de Cristo por un bruja a convertirse en estatua de terracota junto con sus diez mil guerreros. El conjuro fue hecho para frenar sus ansias de poder. Pero el joven O'Connell vuelve a la vida a tan temible ejército de las tinieblas sin pretenderlo, desatando una fuerza que en todos sus años de maldición ha crecido en crueldad.

El emperador Dragón y sus numerosos secuaces desencadenan un reino de terror. Sólo los padres y tío del muchacho tendrán los arrestos necesarios para casi veinte años después de su última aventura echarse de nuevo a la carretera a frenar la maldición del resurrecto monarca.

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