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Verano

javier cámara"La libertad es ser actor y poder elegir"

Javier Cámara es cercano y accesible. Lo demuestra desde el primer instante de conocerlo y así se mantiene durante un encuentro en el que, entre otras cosas, descubre su amor por tierras andaluzas como Córdoba. "Representé allí una obra de teatro y me parece una ciudad maravillosa", confiesa este logroñés afincado en Madrid y con una trayectoria a sus espaldas donde atesora éxitos cinematográficos y televisivos que le han convertido en uno de nuestros actores más queridos. Él, al contrario que otros a quienes el éxito les supera, asume la admiración que despierta con una naturalidad bajo la que descubrimos un excelente conversador. Inteligente y poseedor de un gran sentido del humor, Cámara pasa de la comedia al drama con la misma facilidad que reflexiona sobre la hondura de la vida o realiza un irónico comentario. Descúbranlo ustedes mismos...

-Participa ahora en una historia donde todos los personajes -incluido el suyo, Ricardo-, existen privados de libertad. ¿Qué supone para usted este concepto?

-Algo tan simple como poder sentirse volar. Me da la sensación que es inabarcable, parecida a la felicidad. O similar al silencio que recuerdo cuando se anunció la muerte de Franco y después salieron las pancartas de la gente a la calle… ¡Qué pregunta más difícil! (...) Algunos consideran que es tener tiempo o dinero. Para mí la libertad es ser actor y poder elegir, aunque se trata de algo tan frágil como una paloma blanca. En Los girasoles ciegos encontramos seres encerrados y, en mi caso, una persona sin oxígeno que, además, tiene la sensación de que estorba.

-Comentaba su compañera Maribel Verdú que, en general, ha sido éste un rodaje muy divertido…

-Para mí, no tanto. Soy como una olla a presión y, cuando el vapor sale, suele ser relajante. Sin embargo, se lloró y hubo emociones porque fue una grabación complicada. Me gusta prepararme bien, visualizar las escenas, comerme la cabeza con la manera de plasmar cada momento… Decía Truman Capote que "Dios da un talento y un látigo" y yo, más o menos, estoy en esa línea.

-¿Tiene la sensación de que éste será el gran triunfo que pronostican algunos entendidos?

-No sé lo que sucederá. Soy inexperto y, cuando piensas algo, luego puede cambiar la cosa. Nadie imaginó para Torremolinos 73 -de presupuesto modesto-, lo valorada y premiada que ha sido fuera de aquí. Supongo que, entre otras bazas, el hecho de contar con veinte ediciones vendidas del libro en el que está basada la historia, le garantiza un público amplio.

-Si se fija en los carteles de sus últimos títulos, la imagen de Javier Cámara es uno de sus grandes atractivos… ¿Cómo lo interpreta?

-En algunos me veo más mono que en otros, desde luego… (risas). Si le diera importancia me molestaría, por ejemplo, cuando te pintan bigote en el metro y llamaría al Ministerio correspondiente quejándome. Es un ejercicio para vender cine. Sólo eso.

-También uno de los sacrificios de la fama, ¿no?

-La fama es un coñazo. El que crea que está pagado por las voces que te halagan, termina convirtiéndose -como ya he visto por ahí- en un juguete roto. Hay que aprender a asumir las críticas y a sentirse observado con miradas de aprobación o de reprobación.

-Por esa razón, para pasar más desapercibidos, suelen buscar ustedes destinos vacacionales un poco más secretos. ¿Dónde ha estado este verano? ¿Me lo podría contar?

-Pues no, no te lo puedo contar… (risas). He ido a Formentera, que es mi isla favorita, tomando el sol y tumbado en una hamaca.

-¿Está más delgado quizás?

-¡Estoy monísimo! (risas) Es por Lex, la serie para televisión en la que participo esta temporada…

-¿Le preocupa ser el protagonista de los proyectos en los que colabore?

-Para nada. La responsabilidad me asusta un poco. Soy responsable de mi papel y, a veces, ni eso. No suelo preguntar a la gente qué le ha parecido mi actuación ni me gusta verme. Lo que sí tengo, ante el drama -que es más "a palo seco"-, cierta predilección por el humor, que da mejores resultados. (…) Por cierto que, aunque hayamos terminado, sigo dándole vueltas a lo de la libertad…

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