La organización del Festival Internacional de Música de Jimena consignó ayer su aprobación y su satisfacción con el desarrollo de la edición de este año, que finalizó en la pasada madrugada del sábado al domingo, y con ello se reafirmó en su decisión de mantener el certamen con el formato de 2008, es decir, con una corta duración (de tres días o cuatro a lo sumo) y sin estar dedicado a un país o artista específicos.

El ingreso del castillo de Jimena como nuevo espacio musical ha convencido y el año que viene volverá a ser escenario de actuaciones. Incluso es posible que pase de una a dos. En cuestión de infraestructuras el Santuario Nuestra Señora de Los Ángeles, un edificio de principios del siglo XVI, volverá a recibir los conciertos de la música clásica tras permanecer inédito esta edición por rehabilitación. El centro cultural Reina Sofía ha cumplido, pero está claro que el encanto no es el mismo.

"Las conclusiones que hemos sacado son muy positivas", subrayó ayer Pascual Collado, un alcalde algo cansado tras el trajín de tres intensos días. "La oferta artística ha gustado a la gente", consideró el primer edil del municipio, que destacó el elevado nivel alcanzado en los espectáculos del sábado, que resultó con diferencia la jornada más fuerte de la edición. "Todos funcionaron muy bien", abundó.

Precisamente el sábado acabó a altas horas con el concierto de Orishas, el grupo más esperado de la edición y que demostró con su poder de convocatoria que era el cabeza de cartel del año. Muchos de los espectadores que llenaron el Paseo a él acudieron al reclamo del hip hop salsero de la propuesta. Los cubanos cumplieron el expediente, lo que les bastó para agradar a la concurrencia.

También fue la tercera jornada del certamen la que registró mayor afluencia de visitantes. El pueblo vivió un gran ambiente y, en este sentido, Collado resaltó ayer que se cumplieron las perspectivas que conlleva un festival de música en términos de imagen y negocio. Todas las casas rurales y las habitaciones estuvieron cubiertas.

Siempre es subjetivo, pero seguramente el concierto del año fue el de Kenny Garrett. Fue capaz de animar el Llano de la Victoria, espacio algo desangelado los días previos, uno de los aspectos que se pueden mejorar.