Toros

Los toreros desaprovechan una buena corrida de Palha en Vitoria

A la tercera fue la vencida. Por fin salió el toro serio, bien armado y con trapío suficiente para provocar las palmas al pisar el ruedo. Nada que ver con los anovillados de los días anteriores. Un triunfo que obligó al mayoral a abandonar el ruedo junto a los dos actuantes. Hizo olvidar los días anteriores de La Blanca.

Una de las características de esta divisa es su brillo en el primer tercio. Destacan por su acometividad en el caballo, pero unas veces por la debilidad de los astados y otras por la poca pericia de las cuadrillas, casi siempre se recurrió al monopuyazo.

Exasperante fue el del cuarto, cuando Joselillo se desinhibió de sacar a su enemigo de un interminable encuentro con el picador, cuando a buen seguro ese de Palha habría propiciado espectáculo en ese tercio. Joselillo pagó esa incapacidad, ya que el animal terminó quedándose parado y perdía las manos en el trasteo. Fue una nueva demostración de la falta de consistencia que tuvo la labor del vallisoletano.

Ante los toros estuvo valiente, aunque le faltó un mayor sentido en la construcción de sus faenas.

Comenzó apretando a su primero, mansito, que luego ya no colaboró y recurrió a una serie de desplantes que en nada tenían encaje en su faena.

En el sexto, aplaudido de salida y con el que el vallisoletano batalló en los medios, pero nunca llegó a dominarlo, en medio de olés que dejaban a las claras la transmisión de un morlaco poderoso, perfecto colofón a un buen encierro de Palha, que debió sacar a los toreros a hombros y sin embargo, ambos salieron a pie.

Sánchez Vara cortó una oreja en el tercero y quinto, pero debió cuajar a esos dos toros con mayor decisión. En el tercero tardó en decidirse en un inicio en el que el toro se cayó, y en el quinto, por dudar, lo cual no le perdonó el ejemplar de Palha.

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