El presidente del Club Taurino "El Rabo" de El Puerto ha remitido una nota de prensa en la que comunica que la Peña Taurina Museo Taurino José Luis Galloso, la Tertulia taurina "El Monasterio", la Peña Taurina "El Albero" de Conil y el propio Club el Rabo han acordado no conceder ninguno de los trofeos taurinos relacionados con la temporada portuense, que estas entidades vienen fallando desde hace no pocas ediciones.

Se trata de una abierta "protesta por la corta y ridícula temporada 2015 organizada por la actual empresa de la Plaza Real". Para los peñistas se trata de una temporada "plana, escasa de interés, hecha con desgana" añaden las agravantes de la negativa "a dar novilladas picadas dejando el mes de julio en blanco, con un planteamiento de desprecio hacia los aficionados y abonados dejando un mal sabor de boca y de desconfianza para el próximo año". La empresa está formada por Tomás Entero, con un 50% de las acciones; Juan Carlos Beca Belmonte que es titular de un 30% y José Ortega Cano que posee el 20% del capital.

Los peñistas además del burladero de empresa, también reparten estopa hacia el palco de la presidencia: "También criticamos la falta de criterio de los presidentes a la hora de aprobar toros sin la presentación que requiere la Plaza Real, así como la concesión de segundos trofeos a faenas de escaso interés artístico".

El affaire triangular entre la empresa, la escuela taurina de Galloso y el Ayuntamiento, es calificado y repudiado por los peñistas como "vergonzoso boicot hecho a la Escuela Taurina La Gallosina, intentando impedir las clases prácticas organizadas que contaban además con el permiso del Alcalde". Las peñas de El Puerto y la de Conil consideran que se trata de una "lamentable actitud incomprensible en un empresario taurino, toda vez que el trabajo de estas escuelas es el futuro de la Fiesta".

Y una petición instando al alcalde y su equipo de gobierno "a que en la próxima temporada exija a esta empresa el cumplimiento punto por punto de todos y cada uno de los acuerdos contenidos en el pliego de condiciones, más las mejoras que el propio empresario añadió voluntariamente", algo a lo que está inevitablemente obligado el Ayuntamiento, de oficio.