Pamplona | Primera corrida de toros de los Sanfermines

El ganado sentencia el festejo

  • Descastado encierro de Puerto de San Lorenzo, con dos toros de Ventana del Puerto

  • López Simón da una vuelta al ruedo y Emilio de Justo y Ginés Marín se marchan de vacío

López Simón, en el inicio de la faena al quinto, de rodillas, con la diestra, en el que dio una vuelta al ruedo.

López Simón, en el inicio de la faena al quinto, de rodillas, con la diestra, en el que dio una vuelta al ruedo. / Javier Lizón / Efe

La festividad de San Fermín, en domingo, convirtió el primer encierro de las fiestas de Pamplona en un río de gentes ante los toros de Puerto de San Lorenzo. Pese a una masificación que desvirtúa las carreras y añade un plus de peligro a los buenos corredores, únicamente hubo tres heridos. Fue el preámbulo de la primera corrida de toros, también con la plaza abarrotada y ese bullicio que por momentos es insufrible para los que se juegan la vida en el ruedo con una terna compuesta por Emilio de Justo, Alberto López Simón y Ginés Marín que se enfrentaron a cuatro toros de Puerto de San Lorenzo y dos de La Ventana del Puerto, misma casa ganadera. La ganadería recogía por la mañana, en el apartado, el Trofeo Carriquiri por el toro 'Cuba', número 158, lidiado el 7 de julio del año pasado por Paco Ureña. Por la tarde, el encierro de 2019, de desiguales hechuras, careció de casta.

Emilio de Justo estuvo por encima de su pésimo lote. Con el que abrió plaza, un toro de 610 kilos, reservón, sin entrega, el cacereño, con firmeza, intentó hacer las cosas bien, siempre citando en el sitio y aguantando la guasa del animal que nunca se entregó y que salió huyendo al sentir la media estocada con la que el torero rubricó su labor para ser silenciado.

El cuarto, feo, alto, largo, carifosco, se emplazó de salida y cortó en banderillas. Emilio de Justo volvió a mostrar su firmeza y clasicismo ante un astado que se quería quitar la muleta. Comenzó con unos doblones y logró lo mejor en una serie diestra, en un trincherazo y en pases de pecho, cerrando por manoletinas. Falló con los aceros.

Alberto López Simón mostró, fundamentalmente, disposición, con giños a la galería, como un par de tandas diestras de rodillas ante un lote de buena condición, pero que se vino abajo. Con el noble segundo, el madrileño realizó una faena que comenzó de rodillas con la diestra y remató con un buen pase de pecho y que se fue diluyendo a medida la vivacidad del toro descendió. Mató de estocada que hizo guardia y un descabello y fue silenciado.

Con el colorao quinto, un astado de buena condición, pero que fue a menos, López Simón también se entregó de principio a fin en una labor que comenzó nuevamente de hinojos con la diestra y que se fue difuminando con un toro que perdió gas a raudales hasta echarse. Mató al primer envite de estocada y dio una vuelta al ruedo.

Ginés Marín logró lo mejor con la zurda y falló con los aceros. El tercer toro, un bicharraco con 615 kilos, únicamente embistió por el izquierdo. Al natural, Ginés Marín logró una buena serie. El astado se rajó de inmediato. El pacense rubricó su faena con un pinchazo y estocada, siendo silenciado.

El sexto, noble, flojo y descastado perdió un par de veces las manos en la muleta. Ginés Marín volvió a lograr lo mejor con la izquierda, con algunos naturales de bello trazo. Tras un pinchazo, erró reiteradamente con el verduguillo.

La primera corrida de toros de estos Sanfermines 2019 se saldó con un pobre balance, una vuelta al ruedo de López Simón, quien se entregó y caló con guiños a la galería. Un festejo marcado y sentenciado por un encierro descastado y deslucido de Puerto de San Lorenzo.

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