Toros

El banderillero algecireño Rafael Limón, herido grave en Zaragoza

FERIA del pilar de zaragoza Ganadería: Toros de Fuente Ymbro (San José del Valle), salvo el tercero, de mal estilo. TOREROS: Iván Fandiño, ovación, silencio y silencio por el que mató por Jiménez. Joselito Adame, oreja y ovación tras aviso. Javier Jiménez, herido en su primero. INCIDENCIAS: Plaza de Zaragoza. Javier Jiménez sufrió una cornada en el tercio inferior, cara interna del muslo derecho, con dos trayectorias (de 12 y 10 cms.) de pronóstico grave. Iván Fandiño, una de 15 centímetros en el muslo derecho de pronóstico grave. El banderillero Rafael Limón sufrió una cornada de 12 cms. en el triángulo de Scarpa de pronóstico menos grave. Algo menos de media entrada.

El banderillero algecireño Rafael Limón resultó ayer herido en el transcurso de la tercera corrida de la Feria del Pilar que se celebraba en la plaza de Zaragoza. El parte médico hablaba de pronóstico 'menos grave' tras recibir una cornada de doce centímetros en el triángiulo de Scarpa. Los toros de Fuente Ymbro también mandataron a la enfermería al sevillano Javier Jiménez -de cuya cuadrilla forma parte Limón- y al viacaíno Iván Fandiño.

El mexicano Joselito Adame fue el único de los tres toreros anunciados en Zaragoza que consiguió salir andando de la plaza, y con una oreja en la mano, una vez que sus compañeros Javier Jiménez e Iván Fandiño resultaron corneados de pronostico grave, al igual que el banderillero Rafael Limón.

Fue, por tanto, tarde accidentada esta tercera de la feria del Pilar, en la que se cobró su tributo de sangre una corrida fea y destartalada de Fuente Ymbro, que dio un juego acorde a su presentación: casi todos se defendieron sin clase y con mal estilo.

Adame fue quien resolvió la papeleta con más habilidad, contando además con que le tocó el único toro que se movió con cierta nobleza y un mínimo de entrega. El acierto del mexicano fue no exigirle demasiado en cada pase a ese boyancón que salió en tercer lugar, para no agotar sus escasas reservas de raza en una faena ligera pero en la que supo conectar con el tendido hasta rematarla de una fulminante estocadapara así pasear el trofeo.

Pero el mejor toreo de la tarde llevó la firma de Javier Jiménez, que con un valor sereno y reposado, y con una sincera naturalidad, fue encelando a un ejemplar alto y corto de cuello al que costaba emplearse en la muleta.

Con paciencia y un pulseado mando el joven sevillano acabó por llevarle sometido en pases de largo trazo, aun a pesar de que el animal se fue desengañando a medida que Jiménez le podía.

El único error del torero de Espartinas fue, quizá, entrar a matar en la suerte natural, porque al atacarle con la espada el toro le cortó el paso hacia las tablas, le prendió, le derribó y le buscó con saña en el suelo hasta herirle de gravedad y dejarle sin la que hubiera sido una oreja merecida.

A Iván Fandiño le correspondieron en el sorteo dos toros muy deslucidos a pesar de los intentos del diestro vasco por asentarlos.

Pero, por el percance de Jiménez, aún tuvo que pechar con un sexto que expresó su mansedumbre sin pasar y con constantes cabezazos hasta que en un descuido hizo hilo con Fandiño que, al tropezar, no pudo escaparse de la cornada, justo el día en que reaparecía de otra sufrida hace apenas una semana.

Cuando el torero vasco entró a la enfermería tuvo que esperar turno, porque los médicos aún estaban interviniendo al banderillero Rafael Limón, corneado por el quinto cuando el animal le arrolló en su huida a la salida del segundo par. Trabajo a destajo, pues, para el equipo del doctor Val Carres.

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