Toros

Entre dos aguas... y chirimiri

última de las corridas generales de bilbao Ganadería: Corrida de Jandilla, seria e interesante; destacando el enclasado segundo y el encastado sexto. TOREROS: Diego Urdiales, de azul y oro. Estocada y descabello (saludos tras ovación). Estocada que hace guardia y estocada (saludos tras ovación). Iván Fandiño, de verde y oro. Pinchazo hondo y descabello (vuelta al ruedo tras petición de oreja con bronca al presidente por no concederla). Casi entrera (saludos tras ovación). David Mora, de rosa y oro. Cuatro pinchazos y estocada (silencio tras aviso). Pinchazo y estocada (saludos tras ovación con aviso). INCIDENCIAS: Plaza de toros de Vista Alegre. Domingo 28 de agosto de 2016. Menos de media entrada. Iván García, que brilló en banderillas ante el segundo, estuvo cumbre en la brega del quinto. Cayó Chirimiri.

En unas ocasiones por los toros y en otras porque los toreros no dieron la talla, las Corridas Generales de 2016 han transcurrido en un nivel muy bajo en su conjunto, dentro de un abono en el que Diego Urdiales y José Garrido consiguieron sendas puertas grandes y donde el público -¡menudo bajón de asistencia!- se ha mostrado cariñoso y muy receptivo.

En el festejo de ayer, cierre de esta edición bilbaína en Vista Alegre, se lidió una seria, bien armada e interesante corrida de Jandilla, en conjunto con posibilidades de lucimiento y floja; con dos grandes toros, el segundo, por enclasado, y el sexto, encastado. Ante este material, la terna compuesta por Diego Urdiales, Iván Fandiño y David Mora se marchó de vacío.

Diego Urdiales recibió una fuerte ovación al término del paseíllo por su triunfo anterior, que compartió con sus compañeros. El toro que abrió plaza, que hizo una buena pelea en el caballo, resultó noblote, pero le faltó motor. Urdiales dejó apuntes de su toreo clásico con la franela por ambos pitones.

Con el cuarto, manejable, Urdiales no pasó de nuevo de apuntes, en este caso con torería, logrando lo mejor con la zurda. Mató mal y el balance quedó en una ovación.

Iván Fandiño tuvo en suerte un buen toro, el segundo, Lagunero, un negro mulato que embistió con clase, aunque pecó de flojedad. El orduñés, en una faena desigual, consiguió sendas series de toreo despacioso por ambos pitones con un toro que humillaba y perseguiía la tela con ritmo. Cerró con unas arrebatas manoletinas de rodillas. Se presagiaba premio, pero no rubricó la obra de estocada certera y todo quedó en una vuelta al ruedo. Fandiño se entregó con fe ante el quinto, un animal que se defendía algo por su excesiva flojedad. El diestro vasco lo recibió con una larga cambiada de rodillas y en un lance de recibo estuvo a punto de ser cogido. El trasteo, que comenzó con un impresionante pase cambiado por la espalda, fue a menos, como el toro, y acabó en una porfía sin fruto.

David Mora, tras la devolución de su primer astado, se enfrentó a un sobrero del mismo hierro, noble y a menos, con el que consiguió una buena tanda diestra y al que mató mal. Con el sexto, Marcadito, un castaño muy encastado, David Mora concretó una faena desigual que tuvo como virtud la ligazón, aunque tampoco consiguió rematarla adecuadamente con la espada.

Con el material que se contó, el balance artístico quedó entre dos aguas, con dos toros buenos y apuntes artísticos interesantes, pero que no fueron suficientes, en una tarde en la que el chirimiri puso el punto final a una feria de bajo tono.

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