¡Oh, Fabio!

Luis Sánchez-Moliní

lmolini@grupojoly.com

Toros por la democracia

La táctica de los antitaurinos radicales es crear un estado de terror mediático que impida la libre expresión de los aficionados

Manifestación protaurina.

Manifestación protaurina.

NO deja de ser llamativo que los que han sido los principales defensores de la libertad y la democracia en Cataluña y el País Vasco se hayan erigido, paralelamente, en los más firmes apologetas de la fiesta de los toros. No debe ser una casualidad. La tauromaquia se ha convertido en uno de los principales objetivos de la cultura de la cancelación y del progresismo woke. Muy probablemente Mario Vargas Llosa, Fernando Savater o Félix de Azúa son aficionados por cuestiones puramente estéticas, sentimentales y culturales, pero podríamos apostar la estilográfica a que la implacable deriva totalitaria antitaurina ha reforzado en sumo grado su compromiso con la Fiesta. Defender en estos tiempos los toros es defender también la libertad.

En los últimos días he mantenido dos conversaciones al respecto con sendos “hombres de izquierda”, un profesor universitario y un exitoso editor, alarmados ambos por la agresividad con que son atacados en las redes sociales cada vez que intervienen en cualquier cuestión relacionada con la tauromaquia. No es agradable ser insultado con saña en Twitter. La táctica de los antitaurinos radicales es clara: crear un estado de terror mediático que impida la libre expresión de los aficionados a la vieja y venerable fiesta de los toros. Frente a esto, la actitud de Vargas Llosa, Savater o Azúa vuelve a ser un ejemplo de coraje cívico que no sólo interpela a los aficionados, sino también a cualquier ciudadano que esté dispuesto a dar la batalla por unas libertades culturales gravemente amenazadas. Malos tiempos estos en los que tanto una comedia de Shakespeare como un natural de Morante de la Puebla pueden ser ensuciados por el más indocumentado de los heraldos de lo políticamente correcto.

Todos conocemos la batalla casi suicida que Félix de Azúa ha mantenido contra el nacionalismo catalán desde mucho antes del procés, cuando PSOE y PP cedían continuamente ante las exigencias de los supremacistas. Por eso, el pregón taurino que dará el autor de Cambio de bandera el próximo 17 de abril en el Lope de Vega –patrocinado por la Real Maestranza de Sevilla– será mucho más que un mero acto taurino. Será, ante todo, una afirmación del espíritu liberal que tanto la derecha como la izquierda están perdiendo; un recordatorio de que, en democracia, las prohibiciones y las cancelaciones deberían ser las mínimas.

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