Toros

Termina el serial limeño con triunfo y escapulario para Andrés Roca Rey

  • Enrique Ponce se encontró con el lote más complicado en el mano a mano con la figura emergente del toreo peruano

Con más de tres cuartos de entrada se celebró el domingo -noche en Europa- la quinta y última corrida de la Feria del Señor de los Milagros en la que Andrés Roca Rey cortó cuatro orejas al noble encierro de Roberto Puga, bien presentado, salvo el tercero cambiado, aunque desiguales en cuanto a juego.

Concluida la faena, el jurado oficial declaró a Roca Rey ganador del Escapulario de Oro del Señor de los Milagros, que se concede cada año en la plaza de Toros de Acho.

Ponce tuvo el lote más complicado. El primero noble y obediente, no tuvo la codicia suficiente y el buen trasteo del maestro valenciano no caló en los tendidos. Silencio y pitos al toro.

El tercero fue cambiado por falta de trapío y salió uno de Caicedo de similar condición, al que Ponce hizo embestir a la verónica sacándolo a los medios. En la muleta el toro humillaba sin mayor transmisión, pero Ponce lo aprovechó en series cortas alternadas con pases de lucimiento, dándole aire y manejando los tiempos. Lo probó en circulares antes de las poncinas que animaron al público. Mató de gran estocada, recto como una vela, cortando una oreja.

Con el quinto, rebrincado y difícil, Ponce estuvo en plan lidiador paciente, y poco a poco lo fue metiendo en muleta, cuidándolo y desengañándolo. Por el izquierdo no tomaba bien los engaños, por lo que retomó el derecho logrando muletazos sentidos coreados por la plaza y metiéndose entre los pitones con hambre de triunfo. Estocada desprendida, el toro demora en caer y el juez injustamente le niega la oreja.

Roca Rey no ha podido tener un debut más auspicioso. Al primero, justo de fuerza, lo toreó pulcro de capote. Las verónicas, tafalleras y caleserinas, lucieron en el quite. El toro se quedó corto y no repitió, complicando la lidia. Hubo buenos pases sueltos pero sin armar faena.

El cuarto tendió a salirse suelto del capote. Roca Rey lo sujetó con quites y también al iniciar faena. Ahí se le vio lidiador logrando imponerse a su adversario por derechazos y naturales. La faena cobró emoción, y tras una certera estocada cortó las dos orejas.

Con el sexto, manso y huidizo, Roca Rey puso todo en el asador y sacó faena de donde no había a un toro que tampoco la ofrecía. Cortó dos orejas.

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