Toros

Rehabilitada la Plaza Real, ahora toca recuperar a los aficionados

  • El precio de las entradas será una cuestión decisiva en la futura explotación del coso portuense

Desde el 30 de junio -día de término del plazo según el pliego de condiciones, para que S. T. Serolo solicitara, cosa que no hizo, la prórroga a sus seis años de explotación de la Plaza Real- es tarea nada banal del ayuntamiento propietario de la plaza, sacar el centenario coso a concurso para su explotación en años venideros.

Y es una tarea muy trascedente. En esta sección aplaudimos en su día el pliego de condiciones: a la vez que exigía importantes obras para restaurar la plaza, aseguraba la explotación obligando al empresario a avalar el cumplimiento del pliego con una alta cantidad y fijaba un mínimo de festejos, taurinos y musicales.

Poco después se hizo realidad la crisis, la afición perdió capacidad económica para pasar por taquilla y la empresa se desequilibraba económicamente. Ante el S.O.S. de Serolo el Ayuntamiento permitió a la empresa reducir el número de espectáculos, medida que criticamos en esta sección porque a la ciudad le viene muy bien todo lo que conlleva una tarde de toros. Hubiera sido menos lesivo para la actividad económica veraniega de El Puerto y la Bahía bajar el canon que reducir el número de festejos, pero la decisión política fue otra.

Además a la crisis económica general se unió una consecuencia del coste de las obras, una consecuencia que fue inmediata el primer año, aunque al aficionado no escandalizó tanto por el efecto José Tomás y el fraccionamiento de las modalidades de abono y Bono Real. La consecuencia para financiar las obras fue que el precio de las entradas subió notablemente.

Porque las obras había que pagarlas y en el toreo el dinero no sale más que de un sitio, la cartera del aficionado, mucho más en una plaza prohibida para la publicidad estática y cuando ya se televisan festejos escasamente.

Hoy, seis años después, en la Plaza Real una primera fila de tendido para ver un mano a mano de Morante y Manzanares costaba 89 euros. En Sanlúcar, análoga localidad de tendido para un mano a mano entre el de la Puebla y El Juli, se anuncia por 60 Euros. Notable diferencia.

Cierto es que El Puerto es de segunda y Sanlúcar de tercera y que conste que fue en éstas páginas donde se acuñó la frase "plaza de toros de segunda, con toros de tercera a precios de primera".

La consecuencia ha sido clara, el aficionado ya no va a todos los espectáculos en El Puerto: elige, y solamente viene a ver las primeras figuras. Ese es el reto del pliego y de la futura empresa: se ha rehabilitado la plaza, ahora hay que reconstruir la afición de El Puerto.

El cargo de taquilla de la Plaza Real es tan alto que las figuras exigen una retribución acorde con lo que se recauda. Sin embargo con el cargo de taquilla de Sanlúcar, por ejemplo, el dinero es otro. El nuevo pliego tiene que tener esto presente: o bien limitar los precios máximos de los boletos según la categoría o grupo de los toreros que se anuncien, o bien valorar a las empresas que se obliguen a fijar precios competitivos para esta zona, que no es ni mucho menos Silicon Valley.

La asistencia a la Plaza Real ha bajado notablemente, sin embargo en los dos últimos años los espectáculos veraniegos de pago con más espectadores de toda la Bahía han sido los dos manos a mano de Morante: el año pasado s e acabó el papel y este año hubo una gran entrada. Los de más asistencia y los más caros con diferencia. Ni Poveda, ni Alejandro Sanz... Morante. Eso quiere decir que hay afición, pero que, por los precios, se restringe a un tipo de espectáculo: es como si los aficionados al fútbol solamente quisieran ver el Madrid Barça.

El caballo de batalla de la nueva explotación, para que sea exitosa todas las tardes, será el precio de las entradas; aunque la crisis está dando vueltas para echarse, todavía la puede levantar el puntillero. Un buen pliego para la plaza no puede seguir ignorando los precios. O precios más bajos o tendidos vacíos.

Para colmo otra cuestión que va a incidir en la explotación obliga a facilitar el "acceso" previo pago a la plaza, y es que parece que el coso va a estar rodeado por las obras del aparcamiento subterráneo. De lo de las entradas de válvula, que enfada a muchos aficionados portuenses que pasan religiosamente por taquilla, ni hablamos.

mixto. En la plaza de toros de la localidad manchega de Daimiel, en la provincia de Ciudad Real, alrededor de tres cuartos de plaza con toros de la ganadería de Adolfo Martín y dos erales de El Cotillo. Javier Castaño, ovación y oreja; Luis Miguel Vázquez, silencio y oreja; Alberto Aguilar, ovación y oreja y el novillero sin picadores Carlos Aranda, dos orejas y dos orejas.

cornada. En Sotoserrano (Salamanca) el domingo actuaba como único espada el alumno de la Escuela "Paquiro" de Chiclana, Francisco Montero, con dos novillos de Ignacio López Chaves, muy fuertes y que se habían sido corrido por las calles instantes antes de comenzar el festejo, lo que dificultó su lidia. Sin embargo a su primero Montero le cortó las dos orejas. A su segundo, al poner el tercer par de banderillas al quiebro, el novillo se venció y lo cogió aparatosamente prendiéndolo en el aire y recibiendo una cornada entre el vientre y la cadera, de 20 centímetros, grave. Atendido en el Hospital de Salamanca, anoche fue ingresado en el Hospital de Puerto Real. En la foto el novillero en el Hospital de Salamanca.

feria. Se han lidiado seis toros de la ganadería de Núñez del Cuvillo. El segundo sobrero de otro devuelto por cojo. Excepto el quinto, que ha sido muy manso, el resto ha dado buen juego, sobresaliendo el cuarto, vuelta al ruedo. El Fandi, oreja y dos orejas. Sebastián Castella, silencio y saludos. Saúl Jiménez Fortes, saludos tras petición y oreja.

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