Toros

Ponce y Castella salen a hombros en la corrida de aniversario de la México

  • El valenciano, torero mimado por la afición de la capital, regala un toro y triunfa

Enrique Ponce y el francés Sebastián Castella, que cortaron dos orejas cada uno, salieron a hombros en la corrida de la tarde-noche del sábado, madrugada hora española, en el LXV aniversario de la inauguración de la Monumental Plaza México, en la que se vivió un ambiente de profundo sabor.

Con la mejor entrada de la temporada, unos 45.000 espectadores y gran ambiente, se lidiaron diez toros: cinco de Teófilo Gómez, dos buenos, tercero y séptimo, y otros cumplieron, segundo, cuarto y quinto. Dos de Julio Delgado, con escasa fuerza primero y octavo.

Otros dos de Garfias, uno sustituto del sexto pitado por su escaso trapío, y otro que hizo décimo de regalo magnífico, premiado con la vuelta al ruedo en el arrastre, y uno de Campo Real, de regalo, noveno del festejo, manejable, pero muy justo de presencia.

Zotoluco ha tenido una tarde muy digna y torera. Buena labor con el primero y mejor todavía con el quinto, con un trasteo de técnica, con firmeza, templanza que por desgracia el público no la calibró en su real valor. Escuchó palmas en ambos, sin embargo, pareció poco.

Ponce, un consentido de la afición de México, en el segundo realizó un trasteo con destellos que se le festejaron mucho, faena con estocada para obtener una oreja con algunas protestas. El sexto fue devuelto por su escasa presencia y salió otro no mayor de Garfias y la gente no lo dejó estar al valenciano y abrevio. Mató de estocada.

El de Chiva regaló en noveno lugar el de Campo Real, que dio oportunidad para cuajar un trasteo que tuvo momentos de gran clase. Con el público entregado, mató de pinchazo y estocada para cortar otra oreja, lo que le valió la salida a hombros.

El Zapata, menos ortodoxo que sus compañeros, se la jugó a su modo. Con el tercero bien con el capote, banderilleó entre aclamaciones y dio una vuelta al ruedo. Faena de altibajos con momentos buenos. Mató de estocada y descabello. Fue premiado con una oreja, algo protestada.

Siguió en el mismo plan con el séptimo. Valiente con el capote, con los palos la volvió a armar y su trasteo tuvo destellos, pero sin uniformidad. Mató mal y hubo palmas tibias en su honor.

Castella parecía que no la traía todas consigo. El cuarto fue protestado injustamente y la gente no le dejó. Silencio. Con el octavo, un animal sin fuerza que rodó por la arena en repetidas ocasiones, lo intentó sin lograr nada. Mató de estocada.

Regaló el décimo ejemplar de Garfias, magnífico y cuajó la faena de la kilométrica sesión. El francés toreó a placer y realizó una faena de gran altura entre aclamaciones. Hubo petición de indulto que no fue concedida. Mató de media estocada que hizo rodar al toro sin puntilla: dos orejas con petición de rabo, vuelta al ruedo en el arrastre y salida triunfal en hombros junto con Ponce.

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