Toros

Perera malogra la única faena relevante por los aceros

  • El diestro extremeño destaca en una tarde que raya en el aburrimiento · Alejandro Talavante, premiado con un trofeo benévolo · El Fandi pasa de puntillas

GANADERÍA: Corrida con el hierro de Juan Pedro Domecq, con muchas deficiencias en presentación y juego, con el denominador común de la flojedad. TOREROS: David Fandila 'El Fandi', de corinto y oro. Estocada entera (silencio). En el cuarto, estocada entera (silencio). Miguel Ángel Perera, de verde y oro. Pinchazo, bajonazo y dos descabellos (silencio tras aviso). En el quinto, dos pinchazos y media (silencio). Alejandro Talavante, de purísima y oro. Bajonazo (oreja). En el sexto, pinchazo y estocada baja (silencio). Incidencias: Plaza de toros de Pamplona. Viernes 13 de julio de de 2012. Lleno de No hay billetes.

La corrida de Juan Pedro Domecq, con muchas goteras en su presentación y juego, hundió, en gran medida, el noveno festejo de los Sanfermines. De la terna, Miguel Ángel Perera cuajó la única faena relevante, que emborronó con los aceros; Alejandro Talavante fue premiado de manera benevolente con un apéndice y El Fandi, muy brillante en banderillas en su primer toro, no estuvo a la altura de su noble lote.

Miguel Ángel Perera parece recuperado físicamente de la lesión vertebral que padeció hace escasas fechas. Contó con un sólo cartucho para el triunfo: el segundo, un animal de escaso trapío, que se tapaba por los cuernos, al que dejó crudo en varas y que embistió tras la muleta con movilidad, pero sin clase. Perera, con sitio, valor e inteligencia, consiguió varias tandas, con ligazón, por ambos pitones. A los derechazos templados se sumaron naturales largos, rematados detrás de la cadera. Faena para premio, que no consiguió debido al fallo con los aceros.

El precioso melocotón quinto, más que melocotón, era almíbar puro en sus embestidas. Pero el noble animal, tras un volatín sobre el pitón izquierdo, cuando perseguía el capote de Perera, no podía ni con el rabo. Debido a ello, la labor del torero pacense, que comenzó en los medios con un muletazo por la espalda y derechazos, careció de emoción.

Alejandro Talavante cortó una oreja de escasísimo valor al tercero, un animal de escaso trapío y sin poder. El extremeño comenzó la faena a pies juntos, con muletazos por alto y por detrás. Lo más brillante llegó al natural. Cerró con manoletinas y, pese a un bajonazo, afloraron pañuelos para la petición del trofeo, que fue concedido por la presidencia. Con el sexto, un animal descastado, que perdió en varias ocasiones las manos, la labor no pasó de porfiona.

Por su parte, El Fandi pasó prácticamente de puntillas en Pamplona ante un lote noble. Con su primero, aceptablemente presentado y noblón, al que recibió con un par de largas cambias de rodillas en tablas, logró sus momentos estelares en banderillas, con un par a la moviola, otro de dentro afuera -el mejor- y uno al violín. Tras este par, el más ovacionado y de menor mérito, logró parar al astado en una carrera hacia atrás en la que templó la embestida hasta pararlo, como si lo hubiera hipnotizado. Después del fantástico primer tercio, la labor, voluntariosa, careció de entidad ante un animal que pecó de falta de fuerzas. El banderillero sevillano Juan Sierra estuvo a punto de ser herido cuando bregaba. Afortunadamente, todo quedó en un susto.

Con el noble cuarto, El Fandi desplegó su poderío físico en el primer tercio, aunque abusó a la hora de prender las banderillas, con varios pares a toro pasado. Regaló un cuarto, al violín, muy aplaudido, para prender la atención del mocerío, ajeno al ruedo porque cumplía con las viandas. Al menos, el público, se alimentó de lo lindo. Porque en lo artístico, hubo poco que llevarse a la boca...

Sin duda, dentro del alimento artístico en el ruedo, lo mejor lo ofreció Miguel Ángel Perera, en una tarde decepcionante, que rayó en el aburrimiento.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios