Toros

Padilla, una campaña heróica

Luis Nieto

Cuando Juan José Padilla anunció su reaparición tras la gravísima cornada sufrida en la Feria del Pilar de Zaragoza, en octubre de 2011, todo parecía indicar que sería un retorno casi inalcanzable o, como mucho, que el gesto quedaría en la corrida de su reaparición. Pero la extraordinaria capacidad mental y la entrega del Ciclón de Jerez para superar las terribles secuelas del percance hicieron que esa ambición del torero sirviera además para ofrecer una nueva dimensión como torero, tras entrar en carteles con figuras y lejos de las denominadas corridas duras.

Los triunfos de Juan José Padilla se sucedieron desde Olivenza a Jaén y volvió a la plaza de la Misericordia de Zaragoza, al cumplirse un año del terrible percance, para superar y desterrar cualquier fantasma de la dramática cogida, si es que para entonces, al heroico Padilla le quedaban dudas de su capacidad. A la par que le iban operando de distintas secuelas, Padilla triunfaba en los ruedos. La siempre fría, pero delatadora estadística, le sitúa en segundo lugar del escalafón, con 71 corridas, a tan sólo tres de El Fandi, el líder en este sentido, pero superando al granadino en número de trofeos, al cortar un total de 131 orejas.

 

Padilla, en ferias exigentes, tampoco desentonó, pese a que todavía estaba lejos de su mejor preparación física. En Pamplona, donde el torero ya era un ídolo antes del percance por enfrentarse habitualmente a los hierros más duros -Miura, Victorino, Cebada Gago, etcétera-, vivió uno de los momentos más emotivos de su carrera, cuando parte del mocerío, con un parche en el ojo, coreó sus faenas con oles y ondeó banderas piratas para quien había sobrevivido al embate de un mar cruel con su persona. El torero, bandera en mano, agradeció la entrega del público. Y, al igual que en el resto de plazas que pisó, lejos de buscar las ovaciones fáciles o de dar pena, se mostró sólido y con mayor temple en todos los tercios, incluido el de banderillas.

 

Otro caso especial fue el de José Tomás, único diestro que actualmente consigue el cartel de No hay billetes en minutos. Antes de abrir las taquillas, las empresas de Badajoz, Huelva y Nimes, sabían que habían acabado el billetaje e incluso habían logrado aumentar sus abonados. En los tres cosos salió a hombros. En Badajoz, con El Juli y Padilla, ante un lote que parecía mejor en sus manos, logró momentos estelares. En Huelva, en un mano a mano con Morante, dio una dimensión importante, con momentos en los que alcanzó una gran hondura. Y cerró su trilogía en el Coliseo romano de Nimes. Ante un público llegado de una treintena de países y los cinco continentes, lidió seis toros en una tarde en la que triunfó a lo grande y que algunos cronistas consideraron como uno de los hitos más importantes de la historia del toreo. 

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