Toros

Niemeyer defiende la arquitectura para acercar el hombre al arte

  • El arquitecto brasileño, que cumplirá en breve 103 años, presenta sus últimos cuatros proyectos en el último número de la revista 'Nosso Caminho'

A punto de cumplir 103 años, el arquitecto brasileño Oscar Niemeyer se mantiene activo al frente de su estudio y fiel a su concepción de que la arquitectura debe aproximar a la gente a lo que es una obra de arte. "Ésa es la arquitectura que yo hago. No me limito a procurar la solución correcta que el tema pide. Yo quiero que la cosa sea bonita, que aproxime a las personas a las obras de arte", manifestó ayer.

Niemeyer, el revolucionario arquitecto que ha dado vida al hormigón armado con obras monumentales en las que suaves curvas evocan las formas femeninas y las olas del mar que se rompen en la playa de Copacabana, a pocos metros de su estudio, es un promotor de la libertad de creación, de la estética, de la belleza y de la funcionalidad de las obras.

"Yo hago mi arquitectura", dijo para subrayar la innovación que está siempre presente en sus diseños, en los que sus trazos son inconfundibles pero sin ser repetitivos. "Hoy, el arquitecto tiene el concreto armado (hormigón) que le ofrece todas las posibilidades. Entonces, es función del arquitecto trabajar el concreto armado, explorarlo, procurar sus bases creativas (...) De modo que yo hago eso...", anotó.

Para Niemeyer, nacido el 15 de diciembre de 1907 en Río de Janeiro, "la base de la arquitectura es la invención" y eso lo repite en la entrevista, con motivo del lanzamiento del número 7 de su revista Nosso Caminho (Nuestro Camino), en la que muestra cuatro proyectos inéditos suyos en Brasil. "Mi preocupación siempre es que quien vea un edificio realizado sienta que es diferente de los otros y no una copia, no una continuación", explicó. Esa concepción es palpable en Brasilia, para la cual diseñó, en la década de los cincuenta del siglo pasado, los principales edificios y espacios públicos.

Obras como el Palacio de Planalto (sede de la Presidencia), el Palacio da Alvorada (residencia oficial), el complejo del Congreso Nacional, con sus dos cúpulas monumentales, una cóncava y otra convexa; la Plaza de los Tres Poderes, el Palacio de Itamaraty (cancillería) y la catedral salieron de su genio creador en las últimas décadas.

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