Los diestros Emilio de Justo, Juan Ortega y el peruano Andrés Roca Rey salieron triunfadores de la tradicional Corrida de Primavera de la localidad alcarreña de Brihuega tras repartirse siete orejas. Y eso que no empezó bien la tarde con un primer toro que, además de ser poca cosa, se vino muy abajo en la muleta, poniéndose, además, muy a la defensiva. A De Justo, que había dejado algunas verónicas garbosas en el recibo, no le quedó otra que abreviar. Con el cuarto, en cambio, cambió la cosa, pues el toro, bravo, fue una máquina de embestir, lo que aprovechó De Justo para cuajar una faena de altos vuelos, con momentos sensacionales sobre la mano izquierda y con el toro embistiendo largo y humillado. Estocada certera, dos orejas para él y vuelta al ruedo para el de Domingo Hernández.

El toreo más puro de la tarde lo hizo, sin duda, Juan Ortega, que toreó con una naturalidad, un gusto y una torería sobresaliente al segundo, un toro muy noble con el que el sevillano paró el tiempo con una faena a cámara lenta y salpicada de remates de otra época. La mala colocación de la espada le privó de la segunda oreja. Otro oreja más cortó del quinto, un toro al que le faltó clase pero al que Ortega robó muletazos de categoría sobre ambas manos en una labor para aficionados y bien rubricada en la suerte suprema.

Roca Rey cortó las dos orejas del buen tercero por una faena en la que el peruano exhibió su toreo tan dominador y apabullante sobre ambas manos en una faena de mucha conexión con los tendidos. Quizá le faltó algo más de sosiego y de dar sitio al de Domingo Hernández, que, de igual forma, tras la estocada fue arrastrado sin las orejas. Y otra más consiguió el joven limeño del sexto, un toro muy aplomado por descastado y al que instrumentó una faena de cercanías y bien rematada con la tizona.