Toros

Garrido, oreja en el esperado mano a mano nocturno con Borja Jiménez

  • Tres cuartos de entrada en la repetición de los dos novilleros que abrieron la Puerta del Príncipe con los de Fuente Ymbro

José Garrido ha obtenido el único trofeo de una reedición de festejo con Borja Jiménez de hace apenas un mes, en el que salieron por la Puerta del Príncipe.

Novillos de Fuente Ymbro, correctamente presentados. Primero, noble, enclasado y falto de fuelle; rajado el segundo; soso y corretón el tercero; áspero y bruto el cuarto; rebrincado y manso el quinto; sexto, temperamental.

Borja Jiménez, silencio y aviso, silencio y silencio tras aviso. José Garrido, ovación, silencio tras aviso y oreja. Tres cuartos.

Cuando salió el cuarto no habían pasado demasiadas cosas en un mano a mano que se había iniciado con la portagayola de Jiménez y un intenso tercio de quites en el que los contendientes midieron fuerzas. Borja había encontrado un colaborador enclasado y noble al que instrumentó una faena de buen tono y trazo correcto a la que le faltó alegría. El mal manejo de la espada escamoteó el premio. Tampoco iba a ser con el tercero, alocado, que no se centró en la lidia. Echó toda la carne en el asador pero el trasteo no llegó a ninguna parte.

Hasta ese momento había interesado mucho más el excelente concepto capotero de Garrido, que templó con cadencia y personalidad al segundo. No hubo más. La engañosa movilidad de ese novillo sólo era el certificado de su condición mansa y aunque la labor del pacense tuvo buenos planteamientos el animal se rajó.

Salió el cuarto, que volvió a permitir a Garrido su buen corte capotero. Poco a poco, de menos a más, fue fluyendo el toreo de Garrido, que tuvo que sortear las protestas y la violencia sorda de ese astado que se movió con muy poca clase. La faena no tuvo brillo pero sí el mérito de sortear tantas dificultades y el defecto de alargar en demasía su labor.

Borja con el quinto comenzó por bajo y siguió por redondos pero el novillo, rebrincado y distraído, deslucía los embroques. No se arredró y ligó una serie honda. Jiménez permaneció muy firme a pesar de las asperezas del novillo de fondo manso. La espada tampoco funcionó.

El sexto se movió con importancia. Garrido lo entendió en una labor creciente, que fue ganando en calidad y cadencia. No hubo el mismo entendimiento por el izquierdo y la faena ya no recuperó el tono pero los ayudados finales y el espadazo validaron el trofeo.

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