La novillada de El Parralejo ofreció oportunidades para el triunfo de una terna en la que destacó Borja Jiménez, quien salió a hombros en su presentación en Pamplona tras cortar tres orejas. Gran novillada, con dos astados -primero y sexto- con trapío de toros y con muy buen comportamiento en su conjunto, destacando especialmente el cuarto, Camillero, negro mulato, bien armado, con 432 kilos, nacido en febrero de 2011, muy encastado, al que dieron la vuelta al ruedo en el arrastre merecidamente.

El espartinero Borja Jiménez, con valor, frescura, ambición e inteligencia, impactó en este comienzo de los Sanfermines y destacó con el encastado cuarto, un ejemplar de muy alta nota de El Parralejo, hierro que lidiaba por cuarta vez en el coso navarro, que registró una gran entrada, con más de tres cuartos del aforo cubiertos.

El momento más explosivo sucedió con el cuarto novillo, ante el que Borja Jiménez dio una medida importante, con entrega, garra y listeza. Comenzó su faena ambiciosa en los medios y de largo con un muletazo por la espalda. Destacó especialmente con la derecha, con muletazos templados e intercalando bellos remates, como un pase del desprecio mirando al tendido. El delirio llegó en un circular invertido con la diestra, continuado con la izquierda y un pase de pecho. Hubo torería en un cierre por ayudados. Mató de estocada y le otorgaron las dos orejas, pedidas mayoritariamente por el público. El gran novillo de El Parralejo, Camillero, número 43, que embistió con brío a lo largo de su lidia y que se resistió a morir con la boca cerrada tras el espadazo, fue premiado merecidamente con la vuelta al ruedo póstuma en el arrastre.

Con trapío de toro, el novillo que abrió plaza derribó al picador que hacía guardia. Mansote, suelto y con movilidad. Jiménez, quien lanceó con buen aire, realizó una faena en los medios con limpieza, en la que consiguió embarcar al animal en varios derechazos de mano baja muy estimables y algunos naturales largos. La contundencia en la estocada fue la rúbrica decisiva para que cobrar un trofeo.

El sexto, un tío, musculado, hondo, derribó en el primer encuentro en varas, donde le zurraron en exceso. En esta ocasión, Borja Jiménez se mostró voluntarioso con un animal muy exigente y de serias embestidas, coronado por unas más que respetables velas.

Francisco José Espada, con reposo y toreo vertical, dejó una grata impresión. Con el noblón segundo, elaboró un trasteo interesante, con muletazos con gusto por ambos pitones, que acabó en arrimón y en el que faltó transmisión por la falta de fortaleza del animal.

Con el quinto, un novillo con nobleza, Espada imprimió elegancia a una faena en los medios, en la que brilló fundamentalmente en derechazos de buen corte, largos y templados, cerrando con un arrimón. Mató de estocada y fue premiado con un trofeo.

Posada de Maravillas también dejó una buena imagen en el único que lidió, el tercero, un novillo encastado, con movilidad y entrega, que acabó hiriéndole. El pacense toreó bien a la verónica, rematando con una media con sabor. En los medios, faena a más, con series cortas, descollando una al natural y preciosos pases de pecho. Un circular invertido, con ligazón y temple, fue el detonante de la mayor ovación de su trasteo, que cerró con unos bellos naturales a pies juntos. Cuando se preveía premio, el novillero, muy desafortunado, pinchó a cambio de un varetazo en un muslo y en el segundo envite, en otro pinchazo, se cortó la mano derecha con la espada. Ingresó en la enfermería con una fuerte hemorragia y la mano envuelta en una toalla. Despachó al astado Borja Jiménez.

El primer festejo de la Feria del Toro de Pamplona 2014, muy interesante en varios aspectos, estuvo marcado fundamentalmente por el éxito sevillano a cargo de Borja Jiménez en su presentación y del hierro El Parralejo, que sumó otro gran triunfo en el coso navarro en su cuarta comparecencia.