LA MAESTRANZA | DECIMOSÉPTIMO FESTEJO DEL ABONO DE LA TEMPORADA EN SEVILLA

Destaca Manuel Diosleguarde

  • El novillero salmantino da sendas vueltas al ruedo tras petición de oreja

  • El rondeño Javier Orozco y el sevillano Fernando Navarro se marchan de vacío

Manuel Diosleguarde, en la vuelta al ruedo tras despachar a su primer astado.

Manuel Diosleguarde, en la vuelta al ruedo tras despachar a su primer astado. / Juan Carlos Muñoz

La segunda novillada con picadores del abono sevillano estrenó el formato de horario nocturno con alrededor de media entrada, frío y viento que molestó en alguna ocasión a los toreros:Javier Orozco, Fernando Navarro y Manuel Diosleguarde. Los tres jóvenes novilleros, quienes hacían su presentación con picadores en La Maestranza, lidiaron una mala novillada, en su conjunto, de Dolores Rufino en la que destacó Diosleguarde, que dio sendas vueltas al ruedo tras petición y contó con el mejor astado del encierro, el sexto.

Prácticamente de madrugada y con la deserción por el frío de muchos aficionados, el salmantino Manuel Diosleguarde tuvo en suerte al sexto novillo, el astado más chico de la desigual novillada de Dolores Rufino y que, encastado, ofreció un buen juego. El diestro, que comenzó su faena por bajo, levantó pronto una fuerte ovación cuando toreó con la diestra y se arrancó la Banda Maestro Tejera con Suspiros de España. Bajo esos sones, Diosleguarde, que tiene un buen concepto del toreo y al que le sobra por momentos mirarse al espejo, manejó bien la franela, especialmente tirando bien del astado en los derechazos, algunos con mucha expresión y se tiró de verdad a matar propinando una estocada. Dio una vuelta al ruedo tras petición.

Ante el alto y largo tercero, que se marchaba del muletazo con la cara alta e incluso cabeceaba para quitarse la pañosa, Manuel Diosleguarde se lució con el capote a la verónica tras una larga cambiada de rodillas junto a tablas. Javier Orozco entró en un quite por saltilleras, que fue ovacionado. Diosleguarde se lució en un par de buenas tandas diestras y sonó la música. El torero, confiado, sufrió una cogida brutal. Continuó toreando sin arredrarse y fue pisado por el astado. Consiguió también algunos naturales con clase. Culminó su accidentada faena con una estocada para dar la vuelta al ruedo tras petición de oreja.

El rondeño Javier Orozco derrochó valor a raudales. Tras devolverse el primero al partirse la mano derecha de salida, se enfrentó a un sobrero del mismo hierro, manso, tardo e incierto. El torero se la jugó en cada envite, logrando arrancar muletazos muy estimables, siendo enganchado por el glúteo izquierdo y sufriendo la rotura de la taleguilla que le arreglaron de manera aparatosa. Cerró con unas manoletinas y estuvo desacertado con el verduguillo.

Con el colorao cuarto, que llegó aplomadísimo a la muleta tras sangrar mucho en varas, Javier Orozco ganó terreno a la verónica y no tuvo opción al lucimiento en un trasteo muy extenso.

El sevillano Fernando Navarro anduvo voluntarioso ante su lote. Con el segundo, sin recorrido y que salía con la cara alta, le resultó imposible el lucimiento artístico y anduvo muy mal con los aceros.

El quinto, tras un tercio de varas en el que derribó y levantó a la cabalgadura que hacía turno, recibió un puyazo al relance del picador de turno, resultó tardo en la muleta a la que le costaba embestir. Navarro destacó en un par de series diestras en una faena con criterio con varios muletazos estimables.

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