Toros

David Mora, herido, triunfa por entrega y buen gusto

GANADERÍA: Corrida de Cebada Gago, descastada, de dispares hechuras y con el denominador común de cornamentas imponentes y astifinas. TOREROS: Francisco Marco, de verde botella y oro. Estocada casi entera desprendida (silencio). En el cuarto, un pinchazo y una estocada que asoma (silencio). Jesús Martínez 'Morenito de Aranda', de azul y oro. Estocada (silencio). En el quinto, media estocada (silencio). David Mora, de azul y oro. Estocada y un descabello (vuelta al ruedo). En el sexto, un pinchazo, una estocada y un descabello (una oreja tras un aviso). Incidencias: Plaza de toros de Pamplona. Viernes 8 de julio de 2011. Lleno. Mora fue intervenido tras estoquear a su primer toro de "una herida en la cara externa la unión del tercio medio distal de la pierna derecha, que afectó la musculatura del peroneo en 5 centímetros, llegando hasta el hueso peroné" y en el sexto de una "herida en región axilar con longitud de 5 centímetros hasta el dorsal derecho, sin afectar estructuras vasculonerviosas; así como de un varetazo en el glúteo izquierdo".

La corrida de Cebada Gago, una de las más esperadas en los Sanfermines, decepcionó por su falta de casta. Encierro de dispares hechuras, con el denominador común de cornamentas imponentes y astifinas. Los diestros, que precisamente tampoco son de los más placeados del escalafón, lucharon lo suyo por agradar. De la terna, destacó el madrileño David Mora, que resultó herido, dejó huella de buen torero, que tiene un concepto clásico de la tauromaquia.

David Mora se las vio en primer lugar con un astado noble, pero muy desclasado y que se apagó de inmediato. El torero dibujó buenas verónicas y sorprendió con unas chicuelinas mirando al tendido. Con la muleta, comenzó de manera arrojada, con muletazos de rodillas. El toro, que blandeó, no quiso ser menos y también perdió las manos en un pase. El madrileño consiguió hilvanar muletazos estimables con la diestra y extraer algunos naturales bellos con el astado ya apagado. Tras una estocada entera, que quedó suelta, el funo tardó en caer, lo que enfrió al público. En el intento de un descabello sufrió una cornada en los gemelos. Dio una merecida vuelta al ruedo.

David Mora salió del taller de reparaciones para remachar su interesante actuación ante el sexto, un toro con movilidad, que fue el menos malo del encierro. Pese a estar herido, el diestro lo recibió con una larga cambiada de rodillas y brilló con unas arriesgadas gaoneras. Mora planteó una faena ambiciosa que comenzó en los medios, dando distancia al toro, al que recogió con una capeína. Con la diestra, logró varias tandas con muletazos de buen trazo. Al natural, el toro entraba a regañadientes. Se tiró a matar a ley, saliendo cogido, sufriendo una cornada en la axila izquierda. El toro, que le había lanzado dos hachazos al pecho, le propinó también un puntazo en un glúteo. Aun así, volvió a tirarse en corto y por derecho para otra estocada. Precisó de un descabello y algunos energúmenos lanzaron almohadillas y hasta botes de bebida al torero, entre tanto los tendidos se poblaron de pañuelos blancos. Mora, con paso firme de triunfador, ingresó de nuevo en la enfermería tras recibir una oreja de manos del alguacilillo.

Francisco Marco, ante el peor lote, tampoco dio con la clave para resolver la difícil papeleta que le tocó en mala suerte. Con el vareado y altote que abrió plaza, muy apagado, al torero local le faltaron alegría y recursos.

El cornimonumental y astifino cuarto imponía una barbaridad. Para colmo, tenía un andar caballuno, en las antípodas de lo que debe ser la embestida del toro bravo. Francisco Marco, que moralmente parecía desinflado, abrevió ante la indiferencia de sus paisanos.

Morenito de Aranda no contó con opciones para el lucimiento. El segundo, largo y hondo, blandeó y se orientó de inmediato. En la muleta, tras seguir la tela un par de veces, lanzaba hachazos sorpresivos. El burgalés concretó un trasteo valeroso, sufriendo varios derrotes y algún desarme. En el quinto, un astado hondo, Morenito volvió a entregarse a conciencia. Lo recibió con una larga cambiada de rodillas e insistió una y otra vez en tandas por ambos pitones en las que expuso ante un toro que medía bastante.

David Mora volvió ayer, en Pamplona, a dejar constancia de sus dotes toreras. Es un torero que merece más oportunidades que la media docena de contratos que le han dado este año. Entre el atronador bullicio de la plaza pamplonesa pagó con sangre a cambio de un triunfo que obtuvo por su entrega, valor y buen gusto.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios