Corrida de Miura en la Feria de Abril de Sevilla

Chacón destaca en una 'miurada' correosa que se salda sin trofeos

  • El gaditano, que brilla como lidiador pierde una oreja a ley por los aceros

  • Castella, que se estrenaba con este hierro, sin opciones

  • Moral contó con el único manejable, el tercero

Octavio Chacón entra a matar uno de sus toros.

Octavio Chacón entra a matar uno de sus toros. / Juan Carlos Muñoz

En una feria cargada de bastantes alegrías por lo sucedido en el ruedo, uno de los gratos sentimientos vividos en estos días fue la conversación que mantuve el pasado 9 de mayo con Eduardo Miura cuando recibió, junto a su hermano, el premio taurino 'Ciudad de Sevilla' después de un invierno durísimo por una enfermedad. Dos hombres, Eduardo y Antonio, que hacen honor a una familia que lleva criando toros bravos desde que en 1842 fundara la legendaria ganadería Juan Miura.

La corrida de Miura, en el tipo de la casa, con toros agalgados, contó con dos cinqueños, segundo y quinto. A excepción del primero y del sexto bis, de 583 y 589 kilos, respectivamente, todos ellos sobrepasaban los seiscientos, con un 'Ratón', cuyo tamaño y peso nada tenía que ver con el de un roedor ¡670 kilos! Pero las cajas de estos toros es tan enorme que ninguno era regordío. La corrida en su comportamiento fue correosa. Varios toros complicados; otros peligrosos. El único manejable fue el tercero. De la terna, destacó Octavio Chacón, ovacionado en su lote; entre tanto Castella, sin opción alguna al lucimiento, y Moral, que contó con el único potable, el tercero, fueron silenciados.

Octavio Chacón, el más destacado de la terna, se entregó de manera muy valiente ante su lote, siendo ovacionado. Muy, muy seria la actuación del diestro gaditano. Su primero, de pinta cárdena y largo, al que recibió con una larga de rodillas junto a tablas cambió en la muleta y midió por ambos pitones, quedándose cortísimo en sus embestidas y orientándose hasta el punto de desarrollar peligro y casi coger al torero. Chacón, que brilló tanto a la verónica, como llevando al toro al caballo y en un quite en el que intercaló chicuelinas y verónicas, no se arredró en ningún momento y con una solidez espartana, sin vender la mercancía y sin acompañamiento musical, desgranó una faena importante como lidiador. Una faena para profesionales y aficionados. Cruzándose, arriesgando mucho, consiguió muletazos meritorios por ambos pitones, fundamentalmente con la diestra. Por agradar, quizás se pasó algo de metraje. Incluso hubo un momento en que el toro parecía pedir la muerte. El toro se puso imposible para cuadrarlo para la suerte suprema. Se tiró de verdad, pero pinchó, saliendo vivo de milagro tras una oleada brutal del astado. Tras una estocada precisó de varios descabellos. Perdió premio, una oreja a ley, por el fallo con los aceros.

Ante el altísimo quinto, que acometía cabeceando y sin entrega, Chacón volvió a exponer al máximo, sacando algunos muletazos con la diestra de buen trazo.

Sebastián Castella, que se estrenaba con esta ganadería, no tuvo opciones para el lucimiento en su lote en la muleta. Ante ambos manejó bien el capote. El primero, agalgado, aplaudido de salida, tras casi derribar en varas, se defendió y en el primer muletazo se coló peligrosamente por el pitón derecho. El diestro francés lo intentó por ambos pitones y lo despachó tras un trasteo correcto.

El cuarto, alto, largo, que cumplió en varas y se escobilló un pitón, llegó parado a la muleta y ni siquiera le ofreció la oportunidad a Castella de concretar faena porque literalmente no pasaba.

Pepe Moral, silenciado en su lote, contó con el único astado manejable del duro encierro 'miureño', el tercero, un toro cárdeno oscuro, agalgado, que cumplió en varas y echó la cara arriba en banderillas. El palaciego, sin opciones con el capote, concretó una labor voluntariosa en la que faltó profundidad. Mató mal.

El sexto fue devuelto. En su lugar, saltó un sobrero del mismo hierro, corniabierto, colorao, que planetó pronto problemas y se defendió en la muleta. Moral lo despachó de una estocada tras varias probaturas y sin convencimiento.

La feria, un importante ciclo en lo artístico y en lo ganadero, se cerró con una correosa corrida de Miura en la que destacó como lidiador Octavio Chacón.

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