Cayetano le brindó a su hermano Francisco el último toro de la tarde. Un astado al que le cortó la oreja en una faena de temple y raza a pesar de que el animal, de Daniel Ruiz, se quedó sin gasolina a las primeras de cambio. "La pena del toro es que se ha rajado muy pronto para poder cuajarlo mejor. Las cuatro o cinco embestidas que ha dado han sido templadas y me ha dejado disfrutar de mi toreo y de la afición de Sevilla", aseguraba el diestro.
Con el primero tuvo muchas menos posibilidades y el torero esgrimió que "ha sido imposible. Hace falta toro. Tenía buena calidad pero luego no tenía fuerza ni para aguantar una tanda entera".
Sobre las emociones vividas en la retirada de su hermano, Cayetano dijo que "es una de las tardes más especiales que voy a poder vivir de torero".
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