Pamplona | Tercera corrida de toros de los Sanfermines

Castaño, único trofeo del festejo

  • El salmantino, gracias a una estocada al primer envite, corta una oreja al segundo

  • Muy bien Fernando Robleño con dos toros peligrosos

  • Pepe Moral, con el mejor lote, falla a espadas

Javier Castaño, con el único trofeo concedido en el festejo de hoy.

Javier Castaño, con el único trofeo concedido en el festejo de hoy. / Villar López / Efe

La corrida de José Escolar, muy seria y astifina, ofreció un juego dispar en un festejo en el que Javier Castaño consiguió el único trofeo del espectáculo en una tarde en la que Fernando Robleño se mostró muy solvente ante dos toros peligrosos y Pepe Moral, con el mejor lote, anduvo desacertado con la espada.

Castaño, ante el segundo, realizó una faena con entrega y disposición en la que fue sobando al animal, noble y con poco gas. Su cuadrilla funcionó como un perfecto reloj suizo. Desde Pedro Iturralde, que picó perfectamente, a los banderilleros Joao Ferreira –se jugó la vida en un temerario segundo par– y Fernando Sánchez. El diestro salmantino, que brindó al ciclista Miguel Induráin, no podía bajar la mano, ya que el animal perdía las suyas. Lo más destacado lo consiguió con la diestra. Mató de estocada al primer envite lo que fue decisivo para cobrar un trofeo.

El quinto, más que cuna tenía una cama de matrimonio entre pitón y pitón. Apretó en el capote y en banderillas compitieron y volvieron a lucirse Sánchez y Ferreira. Castaño tuvo bastante con salvar el pellejo ante un toro que buscó siempre el bulto.

La corrida de José Escolar, muy seria y astifina, ofreció un juego desigual

Fernando Robleño bailó con la más fea, un lote muy peligroso. Con oficio y porfión, sacó el escaso partido que ofreció el que abrió plaza, que se quedaba corto y desarrolló sentido.

Con el cuarto, muy voluminoso y alto y que derribó en el primer puyazo a El Legionario, Robleño –parecía un jilguero ante la fiera–, volvió a proponer una faena seria ante el incierto animal, que unas veces miraba y otras pasaba con la cara alta.

Pepe Moral, con un buen lote, hubiera conseguido premio de no errar con la espada. Recibió al tercero con buenos lances a la verónica, realizó una faena estimable al noble escolar con un par de series con muletazos con temple por ambos pitones. Descolló en los pases de pecho. Mató de pinchazo y casi entera y fue ovacionado.

El que cerró plaza, al que zurraron en exceso en tablas, llegó a la muleta con nobleza. Pepe Moral llegó a lograr los mejores pases al final de su faena, entre la que destacó una tanda diestra y otra sin el estoque simulado por ese pitón. Mató de pinchazo y estocada y fue ovacionado.

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