Toros

"Camino de la enfermería llegué a asumir mi muerte"

  • El diestro madrileño afirma que "he llegado a sentirme totalmente derrotado y con ganas de abandonarlo todo"

Gonzalo Caballero, momentos antes de la rueda de prensa.

Gonzalo Caballero, momentos antes de la rueda de prensa. / Efe

El torero Gonzalo Caballero, que hoy ha sido dado de alta en el hospital San Francisco de Asís de Madrid tras 25 días ingresado a causa de la gravísima cornada sufrida en Las Ventas el pasado 12 de octubre, ha confesado en rueda de prensa que según le llevaban a la enfermería llegó "a asumir" su muerte.

"Notaba cómo me iba apagando y me quedaba sin respiración, también sentía el grifo de sangre caliente sobre la mano con la que, casi inconsciente, trataba de taponar la herida; es muy duro decirlo pero llegué a asumir que me iba, por eso mis últimas palabras antes de dormirme fue que le dijeran a mi madre que la quería mucho", ha relatado un emocionado Caballero.

Este joven torero de la madrileña localidad de Torrejón de Ardoz cayó herido de extrema gravedad a la hora de matar a su primer toro, de la ganadería de Valdefresno, en la corrida del pasado 12 de octubre en Las Ventas, un percance que ha marcado "un antes y un después" en él, pues, como él mismo ha afirmado, "he llegado a sentirme totalmente derrotado y con ganas de abandonarlo todo".

"Cuando me vi como me vi, y, sobre todo, cuando me dijeron que sufría una crisis renal durísima y que podía quedar de por vida conectado a una máquina me vine abajo, me puse a llorar como un niño y sentí por primera vez en mi vida que había perdido, que el toro 'Claverito', me había ganado la partida", apostilla.

Pero gracias a la infinidad de mensajes de compañeros, profesionales y aficionados, el respeto con el que le han tratado los medios, y, sobre todo, el apoyo de su madre y de sus "hermanos" Miguel Abellán y Carlos Ochoa hicieron que se viniera arriba.

"Me di cuenta que la vida no es solo abrir una Puerta Grande, que lo importante es levantarse siempre después de caerse, y tras sentir tanto cariño ya empecé a pensar en la tarde de mi reaparición, en el vestido que llevaré, en mi vuelta a Madrid, la plaza donde me siento muy respetado", ha afirmado.

"Doy gracias a la vida por darme esta segunda oportunidad, y a la vida por ponerme en mi vida a personas tan maravillosas como a los doctores Padrós, Gandarias y De Teresa, a la mejor madre del mundo y tan buenos amigos que siempre han estado a mi lado", ha concluido.

En el mismo acto han comparecido los médicos que han atendido a Caballero durante estos 25 días, además de su gran amigo Miguel Abellán, director gerente del Centro de Asuntos Taurinos de La Comunidad de Madrid.

El cirujano jefe de Las Ventas, Máximo García Padrós, ha reconocido que lo más duro según llegó Caballero a la enfermería fue "ver como la vida de una persona tan joven se podía ir en cuestión de segundos" y ha ensalzado, asimismo, la "gran coordinación" con el equipo de medicina vascular del hospital San Francisco de Asís.

El jefe de esta unidad, el doctor Claudio Gandarias, ha resumido todo el proceso hasta que finalizó la segunda intervención a la que fue sometido para salvar la funcionalidad de una pierna "devastada" desde el punto de vista vascular, "con severa afectación de la vena y arteria femoral e importantísimos destrozos musculares".

Y finalmente ha intervenido la jefa de la Unidad de Cuidados Intensivos del mismo centro médico madrileño, Marisa de Teresa, quien ha desvelado los momentos críticos que atravesó el torero, el fallo renal agudo que sufrió y los problemas neurológicos de falta de movilidad y pérdida de sensibilidad en la pierna por la lesión del nervio ciático.

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