Toros

Un Caballero de suprema raza y valor

  • El novillero Gonzalo Caballero estrena la puerta grande de los Sanfermines 2012 -trofeo de cada uno de sus astados- · Tras una cornada en los testiculos salió a estoquear a su segundo novillo

GANADERÍA: Novillada de El Parralejo, de seria presentación y desigual juego. TOREROS: Noé Gómez del Pilar, de corinto y oro. Dos pinchazos y estocada (silencio). En el cuarto, estocada (oreja). Román, de azul y oro. Estocada (oreja). En el quinto, pinchazo, estocada y cuatro descabellos (silencio). Gonzalo Caballero, de blanco y plata. Media estocada y un descabello (oreja y pasa a la enfermería sin dar la vuelta al ruedo, tras ser herido en la estocada). En el sexto, estocada y descabello (oreja). Incidencias: Plaza de toros de Pamplona. Jueves, 5 de julio de 2012. Tres cuartos de entrada. En la enfermería, a Gonzalo Caballero le aplicaron un drenaje y cosieron la bolsa testicular. Salió en hombros. Los tres novilleros debutaban en Pamplona.

El cartel de apertura de la Feria de San Fermín fue una interesante novillada con ganado de El Parralejo y una terna compuesta por Gómez del Pilar, que reaparecía, Ramón y Gonzalo Caballero. La terna salió con hambre. Ninguno de los toreros escatimaron esfuerzos en su entrega, compitiendo en quites. El hilo musical fue distinto al habitual: sin el estruendo que acompañará al resto del serial, los aficionados y los novilleros pudieron deleitarse con los sones de los pasodobles.

En el encierro de la ganadería del sevillano Pepe Moya, que ofreció oportunidades para el lucimiento, predominó la seriedad. Gonzalo Caballero, a sangre y fuego, ganó la salida a hombros tras cortar una oreja a cada uno de sus toros y salir herido. Gómez del Pilar y Román consiguieron un trofeo cada uno.

Gonzalo Caballero volvió a demostrar que tiene valor a prueba de bombas. Llegaba tras pedir el alta voluntaria en el hospital San Juan de Dios de Bormujos, donde había sido ingresado tras un percance sufrido en el campo -brechas en cabeza y barbilla y golpe terrible en la pelvis-. Lidió como primer oponente a un astado noble y que humillaba. Caballero lanceó bien a la verónica. En los medios, citó en la larga distancia para un pase cambiado. Los muletazos por el pitón derecho tuvieron buen trazo, aunque faltó la ligazón. Trasteo variado, que cerró con manoletinas. En la suerte suprema se tiró de verdad y, a cambio de media estocada, se llevó una cornada a la altura de la ingle, con rotura de la bolsa testicular. El torero cobró la oreja y se marchó directo a la enfermería.

Caballero volvió al ruedo para despachar al sexto, un toro en trapío. Encastado, tenía mucho que torear. El madrileño no se arredró, pese a que salía tocado del taller de reparaciones. Esfuerzo titánico, en una faena voluntariosa, que cerró con unas bernadinas en las que estuvo a punto de ser cogido nuevamente. Tras estocada y descabello, el público solicitó la oreja, pasaporte para la salida a hombros por la puerta grande.

Gómez del Pilar, que reapareció tras el percance del pasado 17 de junio en la Maestranza -cornada en la axila derecha-, consiguió un trofeo del astado menos boyante de su lote. Ante este cuarto, manejable y al que le faltó poder, el torero derrochó entrega. Quiso recibir al astado a portagayola, de rodillas, pero sin largar capote se arrojó a la arena, saltando el novillo por encima. Insistió en dos largas cambiadas de hinojos en los tercios. En su faena, con altibajos, le faltó cruzarse. Destacó en una tanda por cada pitón y ganó el premio, fundamentalmente, por una estocada certera. Con el primer novillo, un toro en cuajo, de suprema calidad y excesiva flojedad, concretó una faena correcta. Cerró con un circular invertido y unas manoletinas. El público, entregado, no llegó a pedir la oreja por marrar con la espada.

Román, todavía muy verde -tan sólo ha toreado cuatro novilladas picadas-, apuntó muy buenas maneras. Entre otras, bajar la mano en los muletazos. En su caso, consiguió el trofeo del segundo novillo, un animal con movilidad. El trasteo destiló frescura y desparpajo. En el comienzo, gran susto cuando el novillo le desarmó en un natural. En la labor logró algunos pases largos, con buen trazo y de mano baja. El guión acabó con fuerza emotiva: bernadinas sumamente ajustadas, siendo arrollado en la última. Se tiró con fe para una estocada, tras la que el novillo tardó mucho en caer. Pese a ello, afloraron pañuelos y llegó el premio. Al quinto, sin clase, lo recibió de rodillas en los tercios, con dos faroles. La labor, sin llegar a enganchar al respetable, acabó en un arrimón.

Interesante aperitivo, con un Caballero herido y de suprema raza y valor que estrenó la puerta grande de la plaza de Pamplona en estos Sanfermines 2012.

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