Toros

Angulo apunta buenas maneras

  • El pacense desoreja a su segundo novillo en el primer festejo de promoción en la Maestranza · Manuel Rodríguez, todavía verde, de vacío · Tomás Campos logra un trofeo por su entrega

GANADERÍA: Erales de El Serrano, en conjunto, correctos de presentación, con movilidad y opciones al lucimiento. TOREROS: Manuel Rodríguez, de azul y oro. Estocada (palmas tras aviso). En el cuarto, estocada (silencio tras aviso). Tomás Angulo, de teja y oro. Pinchazo, estocada y dos descabellos (saludos tras aviso). En el quinto, entera (dos orejas). Tomás Campos, de azul y oro. Estocada (vuelta tras petición). En el sexto, entera (oreja). Incidencias: Plaza de toros de la Real Maestranza de Sevilla. Jueves 30 de junio de 2011. Primera novillada de promoción nocturna. Un cuarto de entrada. Al término del paseíllo se guardó un minuto de silencio por el matador de toros Manolo Carmona.

La primera novillada nocturna de este año en la Maestranza, con tres chavales que sueñan con ser matadores de toros, resultó entretenida. El público, como suele suceder en estos festejos, se entregó festivamente con los incipientes toreros.

La novillada de El Serrano, correcta en su presentación, tuvo el denominador común de la movilidad y dio opciones a los alevines. De la terna -el sevillano Manuel Rodríguez; y los pacenses Tomás Angulo y Tomás Campos- destacó Ángulo, quien posee sentido del temple y una izquierda a tener en cuenta.

Tomás Angulo, que contó con el mejor lote, dejó una grata impresión en su primero, un astado manejable y a menos, al que recibió con acompasadas verónicas. En la faena, brilló en algunos naturales sueltos, de buen trazo y lentos, y remató con unos ayudados por alto preciosos. No acertó con los aceros en el primer envite y el reconocimiento quedó en una fuerte ovación. El torero llerenense se entregó toda la noche con desparpajo y valor; sufriendo una fea voltereta, sin más consecuencias, cuando ejecutaba unas tafalleras, mal colocado.

Con el buen quinto, Tomás Angulo realizó una faena medida que inició con mando, valiéndose de unos doblones. Si con la diestra destacó en dos tandas, con la zurda volvió a demostrar que tiene clase. Una de las series, con dos naturales, un farol y el de pecho, fue de nota; así como un fantástico cambio de mano. En esta ocasión mató de estocada entera y ganó los trofeos.

Manuel Rodríguez, de la Escuela de Sevilla, está todavía verde. Con el mansote que abrió plaza, pero con movilidad, no llegó a acoplarse y, pese a matar a la primera, su labor, desceñida, no caló en los tendidos.

Rodríguez recibió al castaño y manejable cuarto con una larga cambiada de rodillas. Con la muleta se dilató en un trasteo que tampoco dejó huella.

Tomás Campos, perteneciente a la Escuela de Badajoz, ganó terreno a la verónica en el recibo del tercer eral de la noche, que resultó repetidor. Con la franela, realizó una labor desigual, en la que intercaló algún desarme con muletazos estimables. Un estoconazo de efecto rápido le sirvió para dar una vuelta al ruedo.

Con el manejable sexto, Campos concretó una faena discreta, con altibajos, muy apoyada por sus paisanos -llegaron a Sevilla dos autobuses de LLeren (Badajoz), la localidad de donde proceden dos de los novilleros de ayer-. El público pidió una oreja, que fue otorgada por la presidencia de un festejo que resultó entretenido y esperanzador de cara al futuro, con un Tomás Ángulo que apunta buenas maneras.

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