TV-Comunicación

"Somos privilegiados porque a todos les decimos lo que nos viene en gana"

  • Los guionistas que ponen voz y prestan sus brazos a los personajes morados de 'El hormiguero' confiesan que para ellos es una ventaja escudarse bajo la mesa y afirman que su humor no es tan blanco como parece

Juan y Damián, Damián y Juan. Son el alma de Trancas y Barrancas, los muñecos que ponen la guinda y que, de hecho, dan el nombre a El hormiguero. Pablo Motos, el presentador, ha dicho muchas veces que sin ellas no habría programa. Pero lo cierto es que sus creadores y 'alter ego' se las sacaron de la manga -nunca mejor dicho- en unos pocos días. Lo que empezó siendo un encargo complicado ha acabado representando la esencia de este espacio de entretenimiento. Trancas y Barrancas son, ni más ni menos, un poco reflejo de los que hablan y sacan el brazo desde debajo de la mesa. Trancas, como Juan, es la más directa y socarrona. Barrancas parece más tontorrona pero "te la mete doblada", como reconoce el propio Damián. Ambas forman el tándem perfecto.

-¡Qué bueno esto de estar debajo de una mesa y poder meteros con el invitado que sea sabiendo que no os van a poder decir nada!, ¿no?

-Juan (Trancas): Pues sí (risas). Somos los privilegiados del programa. Siempre tenemos el micrófono abierto, así que en cualquier momento podemos decirle a los invitados lo que nos viene en gana. La presión del directo es menos porque, además de que llevamos mucho tiempo, no tenemos que dar la cara con las hormigas y... bueno, ellas nunca se sonrojan, ja, ja.

-Damián (Barrancas): Sí, y tenemos mucha libertad para hacer el bestia. Es una forma de decirle a los invitados tan famosos que tenemos cosas que, de otra forma, se podrían ofender porque a veces tienen un nivel de fama...

-¿Os ha pasado alguna vez? Algún invitado que se enfadara por un comentario o que no se prestara a participar en algún juego.

-Damián (Barrancas): Lo que suele pasar es que algunos famosos de Hollywood llevan tanta gente alrededor que les escuda y les protegen en exceso, que a veces se pasan. Te dicen que no a todo, todo les parece mal. Pero ellos suelen ser bastante enrollados. Es que en Estados Unidos se hace constantemente esto, hay muchos programas en los que los invitados no sólo se limitan a responder preguntas sino que participan en el espectáculo. Con los españoles nos ha costado más que se animaran a participar. Al principio nos decían: '¿y por qué tengo yo que hacer esto? Pregúntame sobre mi peli y ya está'. Pero les hemos ido metiendo en esta dinámica, la de jugar y formar parte del programa.

-Imagino que en estos más de 500 programas que lleváis os habrá pasado de todo. ¿Recordáis algún momento o invitado especial?

-Juan (Trancas): Puff, nos ha pasado de todo. Desde fallar un invitado en el último momento, una explosión ensayando el apartado de Ciencia que nos ha obligado a desalojar todo el edificio y... ¡ahhh, aquella vez en que Pablo y Marron estuvieron a punto de morir asfixiados en una urna con bolas de goma!

-Damián (Barrancas): Sí, y nosotros por poco acabamos narrando su muerte porque estábamos en directo, con las hormigas. Y lesiones múltiples; quien más, quien menos, ha tenido alguna. También nos pasan cosas muy raras; como que Ana Rosa, por el morbo de verla en otra cadena, haga más audiencia que Will Smith (...) Es lo que tiene arriesgar. Y a nosotros nos gusta mucho hacerlo.

-Juan (Trancas): ¡No te olvides cuando algún invitado nos da una patada en la nuca porque se olvida de que estamos ahí! (dirigiéndose a Damián). (Risas). Bueno, en serio,a mi me hizo lucha ilusión conocer a Will Smith o a Dexter. Luego hay otros invitados, como Luis Tosar, que parecen tios serios y luego te sorprenden. Aquí los conoces de verdad.

-Es el propósito de El hormiguero, ¿no es así? Conocer facetas desconocidas del personaje.

-Damián (Barrancas): Sí, hacer un programa a la medida de cada invitado. Tenemos un equipo de documentación muy bueno que nos informa de lo que le gusta y de su vida. E intentamos orientar todas las acciones en este sentido. Así conocemos mejor al personaje.

-Puede decirse, entonces, que ésta es la idea en la que se basa El hormiguero, ¿verdad? Volviendo a lo de Estados Unidos, aquí, desde luego, habéis creado un formato nuevo dentro del género del entretenimiento.

-Damián (Barrancas): Es que cuando sacas un programa tienes que tener un concepto, una idea, que sepas que podrás mantener mucho tiempo. Si al principio te lo curras mucho y tienes esa idea bien definida, es fácil que el programa dure. Lo hicimos con la idea del hormiguero y, aquí estamos.

-Decídme la verdad. ¿Es difícil escribir guiones con un humor para todos los públicos de modo que el programa lo puedan ver también los niños?

-Juan (Trancas): Bueno, para todos los públicos no somos. ¡A veces se nos escapan tacos! Nosotros lo que intentamos es hacer guiones que nos hagan gracia a nosotros. A los niños lo que les gusta son los muñequitos esos morados. Y, lo que más les gusta, yo creo, es que no los trates como idiotas, sino igual que a los mayores. Así la hacemos nosotros.

-Damián (Barrancas): Pero el programa es para adultos... con límites por el horario. Lo que pasa es que los niños oyen reírse, y se ríen ellos también. Está claro que cuidamos esto porque si ponemos unas tetas, los padres no nos pondrían. Y en vez de la picha decimos, por ejemplo, el calabacín. Los mayores saben a qué nos referimos y los pequeños se ríen. Todos contentos.

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