Comparecencia en Moncloa

'La infancia pregunta', perdidos en el espacio

  • En una comparecencia matinal el ministro Pedro Duque compara los hogares españoles como tripulaciones espaciales en un confinamiento sideral y el Gobierno lava la imagen de Fernando Simón ante ocho escolares que hacían preguntas controladas

Pedro Duque enseña qué no hay que hacer con una mascarilla

Pedro Duque enseña qué no hay que hacer con una mascarilla / EFE

Seamos sinceros. Si usted se levanta hoy de la cama y sintoniza un programa que se llama La infancia pregunta ¿a qué le suena el título? 

Como poco es un nombre para salir corriendo.

Tiene ecos de soflama infantil en la televisión castrista. Un Aló presidente para embaucar a los despistados. Lo han llamado La infancia pregunta, pero el que preguntaba más era el secretario de Estado de Comuncación, Miguel Ángel Oliver. Era el que ponía las preguntas más interesadas ¿Esto iba  de comunicar o de controlar? Oliver, qué lejanísimo nos queda cuando era un honesto profesional en la SER, es el mismo que ha insistido en filtrar los medios en las intervenciones de Pedro Sánchez y el que hoy sábado al presentar a un participante de La infancia pregunta le decía con sorna que "se estaba poniendo morao" con los videojuegos. Hubiéramos aplaudido una respuesta espontánea del chaval, que estará deseando largarse a un parque, para demostrar que la infancia, además, también responde.

Pedro Duque y Fernando Simón en esta mañana Pedro Duque y Fernando Simón en esta mañana

Pedro Duque y Fernando Simón en esta mañana / EFE

El programa ofrecido sin aviso a los espectadores de TVE entre las 09.30 y las 10.30 venía a  recopilar varias intenciones. Como poco, además de incidir en la divulgación básica, lavar la imagen de Fernando Simón mostrándolo como un médico comprometido con el Tercer Mundo, además de recordar que en el consejo de Ministros se sienta una gloria nacional como nuestro primer astronauta, y transmitirlo a los niños, los grandes olvidados de este confinamiento, ahora que arrecian críticas y las desesperaciones sobre su encierro prolongado, el aprobado general y el caos educativo, y las sospechas de manipulación en los contenidos escolares que está aportando el Ministerio de Educación y TVE. 

No sabemos cuántos niños habrán visto el teatrillo oficialista de La infancia pregunta, suponemos que muy pocos, pero al menos los adultos hemos salido aún más decepcionados y desconfiados de la capacidad de un Gobierno que comunica como si estuviéramos aún en el siglo XX y del que comenzamos a sospechar tentaciones peligrosas más allá de sus atribuciones.

Pedro Duque quiere consolar hablando de sus vivencias de confinamiento en el espacio y asombrarnos como si fuera un cosmonauta de la URSS y nosotros obedientes espectadores que le debemos loores a la eminencia. Cualquier comparación con lo que están sufriendo millones de españoles nos causa a todos pesar e irritación. Ya quisiéramos para estos ciudadanos resignados el mismo sueldo que paga la NASA. Así resiste cualquiera. El ministro llegó a decir que "cada familia es una tripulación espacial". Está claro que Duque y la mayoría de los dirigentes españoles están en otro planeta.

¿Y cómo fueron seleccionados los menores de edad que preguntaban en el pomposo La infancia pregunta?  ¿Qué méritos o qué consignas tenían ellos y sus progenitores A y B? ¿Por qué entre los ocho había una participación duplicada de Cartagena (no es por nada contra Cartagena, sino por esta falta de variedad en el mapa)? ¿Qué intención hay un mes después de que el gobierno quiera acercarse a los niños y hablarles al oído?

Por supuesto que no hubo preguntas incómodas ni de carácter político, nada sobre los muertos en las cunetas del anonimato de los cementerios. Las cuestiones giraban a asuntos como saber si podemos contraer el virus saliendo al balcón, cómo ponernos la mascarilla, de dónde ha surgido el coronavirus.

Pero ni a los mayores ni a los chicos nos interesa ahora cómo era el confinamiento de Duque en una nave espacial, la verdad. Hay preocupaciones graves sobre la mesa sobre las que sólo tenemos dudas y ninguna respuesta.

Este sospechoso circo de TVE ha tenido muy poca gracia aunque el ministro Pedro Duque se riera mucho. Una sonrisa de tímido, una sonrisilla nerviosa, sabedor como el que más que a cada paso que diera estaría metiendo la pata, como en una aventura de Perdidos en el espacio. A su lado, para responder más, estaba Fernando Simón, que no es una garantía.

Miguel Ángel Oliver y las directrices de Pablo Iglesias para controlar la información en TVE añadían al astronauta sus imágenes siderales y al doctor con sus experiencias por tierras africanas, para mostrarles como ejemplos ilusionantes ante, se supone, los pequeños espectadores. Con un medidor escenificaron la distancia, mostraron cómo ponerse la mascarilla (y Duque, claro, lo hizo mal con los nervios) y otras ejecuciones con "el atrezzo" puesto en la mesita que separaba a ambos nerviosos comparecientes, quitando gravedad a los problemas que realmente nos acechan.  

Ah. sí, no hace falta que nadie lo justifique. Ya sabemos que lo de "La infancia" pregunta es por puro lenguaje inclusivo, lo que hace intuir una intención retorcida en su planteamiento. No hace falta insistir en que Unidas Podemos está levantando TVE a imagen de sus deseos.

Si se hubiera titulado Los niños preguntan todos hubiéramos entendido una sincera intención de acercar y divulgar que, a la vista de lo sucedido en esa hora, no ha existido.

Mejor así, que dejen en paz a los niños, que a nuestros hijos en la Moncloa los sigan llamando así, "La infancia", que suena a término abstracto de un informe de la OMS.

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