Nombres como Rubí, Topacio o Abigaíl permanecen en la memoria colectiva gracias a los culebrones latinoamericanos que vivieron su boom en los años 90. Tras un largo descanso, las telenovelas han recuperado su ubicación en la parrilla y con ello, a un público que se rinde ante los encantos de nombres de mujer como Bea o Marina.
A raíz del éxito de Pasión de Gavilanes en Antena 3, las cadenas comenzaron a adquirir telenovelas que habían cosechado buenos resultados al otro lado del Atlántico.
La 1, estrenó recientemente Marina, una nueva telenovela para llenar las tardes de la cadena. En Canal Sur triunfa Acorralada, que junto con Arrayán, se disputa cada día el título de espacio más visto de la cadena. Y Antena 3 estrenará próximamente Pura sangre, telenovela colombiana que ha batido récords de audiencia en Latinoamérica. Lo cierto es que, tras los saltos de Dame chocolate en la programación de la cadena, no está clara la ubicación de la nueva telenovela.
Pero no sólo los culebrones con acento latinoamericano funcionan. Y para muestra, un botón. Yo soy Bea, en Telecinco, es la dueña de la sobremesa con una audiencia media de 3.248.000 espectadores y un 34,7 por ciento de share. Por su parte, la televisión pública ha apostado fuerte por las series de producción propia con perfil de culebrón y, a juzgar por los datos, ha acertado. Amar en tiempos revueltos, ambientada en la década de los 40, lleva en antena en la sobremesa de La 1 desde septiembre de 2005, con una audiencia media de 2 millones de espectadores.
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