Es actriz, estudiante, ha estado nominada a un Goya y todo eso con veintitrés años. Adriana Ugarte, una de las jóvenes promesas del cine español, da vida a Victoria, la protagonista de La Señora, la ficción de TVE ambientada en la España de los años 20. Lo cierto es que ésta apasionada del baile -da clases de flamenco en una casa okupa- siente predilección por el teatro, aunque reconoce que "la televisión da mucho oficio" y asegura que le gusta "remover conciencias".

-¿Qué le atrajo de este proyecto?

-Sentí que era una necesidad contar la historia de una mujer que se revela contra las normas sociales. Me interesa la mujer que está oprimida y que se enfrenta para cambiar esto. Es una precursora, con mucho valor. Cuando leí el guión pensé: "Esta tía es una pionera, me gusta".

-¿Tiene algo en común con su personaje?

-Que soy muy cabezota y cuando me dan un palo gordo lo paso mal, pero me levanto. Soy muy apasionada y vivo las cosas muy intensamente, lo que tiene sus contras, porque te pegas unos sofocones innecesarios.

-¿Se considera una mujer valiente?

-Tengo valor, soy bastante kamikaze. La verdad es que a veces no pienso mucho las cosas, pero eso está bien. Luego soy muy disciplinada.

-¿Por qué 'La Señora' engancha al público?

-Porque no es una serie maniquea, no hay buenos ni malos. Desde el sector obrero hasta los empresarios y los nobles retratan el lado bueno y malo de la historia. No hay empresarios sin sentimientos ni obreros que sólo protestan, todos sufren. Es humana.

-¿Le asusta ser conocida?

-Yo cambio mucho en la calle. Me revuelvo el pelo y no creo que me reconozcan mucho, tengo un estilo un poco punki.

-¿Se considera afortunada por protagonizar una producción de estas características?

-He tenido suerte, pero también he estudiado mucho. No he dejado de compaginarlo con el colegio y la universidad para poder trabajar en esto.

-¿Ha tenido que repasarse la época de los años 20?

-Conocía la época porque en el colegio estudié letras puras e Historia del arte, y siempre se tocan estos periodos. Debo reconocer que siempre he sido un poco empollona, sé que no mola decirlo. También estoy viendo películas como La edad de la inocencia y me está ayudando mucho, porque refleja muy bien los tabúes que existen entre los personajes.

-¿Le gustó la experiencia de besar a un cura ficticio?

-Sí. Pero es que fue un momento muy bonito porque lo rodamos en Asturias en un acantilado precioso. La verdad es que la localización era para enrollarse con un cura (risas).