Ya tenía experiencia de una serie diaria con Amar es para siempre y Servir y proteger y acaba de retomar en esta semana el trabajo en Mercado central, en las tardes de La 1. El sevillano Antonio Garrido es Elías, protagonista del serial.

–Pues sí que tenían ‘colchón’ de episodios para todas estas semanas de paralización.

–De las series diarias la nuestra era la que más capítulos tenía grabados. Ahora viene lo fuerte, con tramas potentes sobre el futuro del mercado, con Velasco...

–¿Cómo es la sensación de estar ahí, entre los puestos?–El mercado tiene sensación de realidad. Es fantástico, un trabajo de ambientación que facilita la labor de los actores.

–¿Echaría de menos el ritmo de grabar?

–En Mercado Central estoy desde el primer momento. Es un trabajo muy intenso, se estudia y trabaja muchísimo, pero a mí me gusta. Con el ritmo de una serie de prime time o de una película tienes que esperar para hacer al final un par de secuencias diarias. Una serie diaria es más estresante, no tienes vida, salvo un día por la semana, pero siempre estás actuando, preparando. Mi planning es de seis de la mañana a siete y media de la tarde. Y preparando la cena repasas lo que has de hacer al día siguiente.

–Elías le da mucha acción.

–No tiene nada que ver con migo. Es algo malvado, pero cae bien. No es mala persona sino que todo su interés es su familia y lo hace por ellos aunque le fallen los métodos.

–¿Escriben el personaje pensando en un usted?

–Sí, es una ventaja que para un personaje como Elías los guionistas piensen en cómo puedo hacerlo. Con Diagonal TV había hecho también Isabel y Matadero. Coincidí ahí con el pobre de Filipe Duarte (fallecido recientemente) y con Pepe Viyuela, que no puede ser mejor persona. A las pocas semanas estaba con su hijo Samu en Servir y proteger y era igual que el padre.

"A una semana del estado alarma estaba en Santiago, con mi mujer y mi hijos, dejándome crecer la barba"

–¿Por qué no siguió la comedia Cuerpo de élite en Antena 3?–Nos reíamos mucho y tenía manga ancha para mi personaje. Despedimos el rodaje de la primera temporada brindando. Y algo pasó. Era una serie barata, que tenía buenos índices de audiencia... pero algo sucedió por arriba.

–¿Dónde pasó el confinamiento?

–Pues tuve la suerte que en la semana antes, por una elipsis en mi personaje, debía dejarme barba. Dos semanas antes me grabé todo lo que tenía que hacer y a una semana de la alarma estaba en Santiago, con mi mujer y mi hijos, dejándome crecer la barba. Como me lo estaba oliendo nos fuimos a nuestra casa de la playa en Galicia. Al menos podíamos estar al aire libre. Hemos sido privilegiados. Mis hermanos me llamaban agobiados desde Sevilla.

–Este año hubo El Palermasso, quinta temporada, pero nos quedamos sin Semana Santa.–Nos lo pasamos muy bien haciendo El Palermasso y algún palito damos. La serie la solemos grabar en febrero, con episodios atemporales. Hay veces que descartamos cosas que después no nos hacen tanta gracia cuando la grabas con tiempo por delante. Como son nueve capítulos dejamos algo de margen para la actualidad cuando ya está todo encima. Los dos últimos de este año los hicimos uno como videollamada y el del Domingo de Ramos, el especial, teníamos que grabarlo porque un poco de humor no venía mal.

–¿La Semana Santa será siempre su pasión?

–Con El Palermasso hago las dos cosas que más me gustan en la vida: actuar y la Semana Santa. Yo digo que soy ‘víctima’ del barrio en el que he nacido. De pequeño a limpiaba la plata en el Buen Fin y después iba a la sala El Imperdible. En El Palermasso nos hartamos de currar, pero lo hago muy a gusto

–Un actor es también imagen, entrevistas...

–De mi profesión lo que más me gusta es desde que dicen “acción” hasta “corten”.