Crónica del martes 22 de junio

En 'MasterChef' los peores egos se acorralan

  • Cae Dani en la gala de este martes, por lo que Arnau, Ofelia, Luis Enrique-María y los panes de Fran o Meri van quedándose solos

Arnau y Toni en la dilucidación del reto final, anoche

Arnau y Toni en la dilucidación del reto final, anoche

Un curry aguachirri con vino blanco y un fumet pasado hicieron poco comible el plato hindú con el que Toni decía anoche adiós en MasterChef. El duelo definitivo con platillos del Indostán lo tuvo con su enemigo íntimo, Arnau, que sobrevive no sé sabe por qué en el talent de Jordi Cruz.

También aguanta, y mira que recibe parabienes, Luis Enrique, la manchega María. Menos mal que tenemos formato panorámico en los televisores actuales para aguantar su mala cara. Con el móvil en vertical las imágenes de María en MasterChef estropean la placa base.

Arnau obtuvo gracias a la desaparecida oriental Jiaping los secretos del curry que han terminado por arrollar a Toni, cuñado esforzado que dice adiós.

El programa de La 1 estabula a algunos de los peores caracteres de la edición, como les hemos mencionado, además de la irritante Ofelia que por sí misma desbarata los audímetros y la gente se marcha a zapear mientras ella aparece en primer plano. Anoche además  fue la pesadilla añadida de María, que  tuvo que lidiar la capitanía doble, esa responsabilidad con la que se arroja a los leones a los concursantes de vez en cuando. Ofelia eligió de primeras, con Santiago Segura y su parentela de observadores, una receta de Jordi Cruz que hizo fatal mientras los demás optaron por elaboraciones menos estridentes de otros chefs mediáticos.

Luis Enrique-María, pese al sofocón del menú olímpico en exteriores, se llevó anoche el delantal dorado gracias a su postre de merengue, un Lemon pavlova confeccionado con mango, y que recibió el respaldo de los comensales exquisitos que enjuiciaron la prueba, Segura incluido.

Entre los elementos vehementes siguen destacando los mejores, los que están llamados a llegar a la final de cabeza: el otro manchego, Fran, siempre entregado a la causa de aprender y ayudar (besado por Ofelia en agradecimiento, ojo al momento beso, en el vídeo del final), y Meri, hacendosa, afianzando su carácter.

Ellos dos salvan al mundo, ellos dos son quienes enjugan las esencias de un MasterChef que le falta más gente admirable entre sus últimos de Filipinas.

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