Es domingo por la mañana y la escaleta del Debate de Gran Hermano de la noche está lista, estudiada al milímetro y perfectamente atada para que nada se escape. Pero no hay un programa tan vivo e imprevisible como Gran Hermano en televisión, ninguno es comparable. La casa se convierte en una fuente de contenidos imparable, en Guadalix se sigue trabajando a destajo y todo puede cambiar en cuestión de segundos. Y todo es todo, aunque falten cinco minutos para que arranque el programa e incluso si ya está en el aire.

El Debate de Gran Hermano es peculiar, singular, un programa lleno de particularidades que lo hacen diferente, y esto se vive en plató minutos antes de que arranque. Algo más de tres horas de frenético directo, perfectamente moderado por Jordi González. El presentador hace aparición en plató unos quince minutos antes con el guión en su cabeza, aunque es inevitable que sus tablas tiendan a la improvisación. Adecua el cue -el aparato electrónico que refleja el texto que introduce vídeos y guioniza el programa- para poder leerlo con la mayor comodidad, habla con las redactoras y concreta algunos puntos con la directora, la sevillana María Zambrano. "La profesionalidad de Jordi es vital para que todo fluya. Sólo él puede moderar a 45 personas entregadas y apasionadas opinando desde plató sin perder de vista a una casa llena de vida, en la que no dejan de pasar cosas. Todo ello demostrando un control absoluto y cumpliendo la escaleta a rajatabla", puntualiza la andaluza.

Maquilladoras, redactoras, equipo de producción, cámaras, regidora, animador, azafatas... El plató número seis de los estudios de Mediaset es un hervidero una hora antes de que el Debate llegue a las pantallas. El público se va a acomodando, interactúa con los concursantes expulsados, ex grandes hermanos y colaboradores habituales del programa que andan por allí. Todos se hacen fotos con sus móviles al mismo tiempo que las redes sociales se van inundando de imágenes y comentarios; todo mientras la cabeza caliente hace pruebas revoloteando por encima de las cabezas de la gente. Si algo caracteriza a este espacio de la noche de los domingos es "la libertad", y así lo ensalza su directora. "Gran Hermano lo hacen 150 personas, un equipo en el que todos los elementos están perfectamente coordinados. El engranaje es importante. Sintetizamos 72 horas de convivencia en 3 horas de programa. Igual hay que condensar una conversación de una hora en ¡un minuto y medio! Lo que ve la gente en su casa pasa por muchas manos, pero siempre hay espacio para el factor sorpresa. Incluso para nosotros mismos, es lo bonito de este trabajo, que es muy periodístico", cuenta.

Dos guionistas, un realizador, un equipo de vídeo, en el que destaca la figura del coordinador, cuatro redactoras, dos personas de producción y tres editoras, más la directora, conforman el equipo del Debate de esta quince edición del reality por antonomasia. Un programa que da una vuelta a los contenidos de la gala, que enfatiza las tramas del expulsado y no deja en el tintero ningún conflicto, porque en GH tiene vida. Y el Debate.