Algo parecido a la felicidad. Eso es lo que siento. Me da la impresión de que la televisión me da más de lo que yo le doy a ella. Y eso que, bien pensado, le doy mucho. Le doy todo mi tiempo. Casa nada. Luego están las labores de intendencia, comer y descomer, beber y desbeber, vestirse y desvestirse y todo eso. Pero como labor principal, como esa motivación que te hace saltar de la cama a comerte el día, en mi caso solamente está la televisión.

Y triste sería, como triste fue en otros tiempos, que el hecho de ejercer de espectador a tiempo completo no reportara ninguna compensación. Que quienes nos señalaban acusándonos de perder el tiempo tuvieran más razón que un santo. Sucedió cuando llegaron las primeras privadas y se nos cayó el alma ante tanta decepción, y volvió a suceder cuando llegó la TDT y nuestra parrilla se llenó de tanto cutrerío.

Pero ahora no. Ahora es diferente. Yo les aseguraría que merece la pena el año sabático o la prejubilación, a más tardar, mañana. Compensa ver la tele en lugar de ir a trabajar, vaya si compensa. Se lo garantizo. Hay mucho que ver y mucho que descubrir. ¿Que también es verdad que hay mucho de lo que avergonzarse? Reparemos en el tratamiento informativo que ha recibido el juicio a 'la manada'. Ahí no ha habido distingos entre públicas y privadas, cadenas pares e impares. Todas se han volcado porque, hay que ver cómo es la condición humana, eso es lo que los espectadores querían ver. ¡Aunque no lo confesaran!

Pero hay infinitos motivos para gozar de la televisión a tiempo completo. Echen un vistazo con cierta delicadeza. El canal #0 es ahora mismo una mina: Vergüenza, This is art con Gener, Late Motiv, la serie propia La zona, Streetviú. Curiosear por la ficción nacional. Disfrutar de la moda del factual en las temáticas. Aprender de La 2. En las 24 horas del día no cabe tanto bueno.

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