Este 9 de noviembre se estrenaba la miniserie de HBO "Ana Bolena" envuelta en una polémica sobre la diversidad racial de la que muchos medios y redes sociales se hacían eco. 

Ana Bolena es negra en esta nueva serie que relata los últimos meses de vida de la entonces monarca, algo que algunas personas tachan de una campaña descarada de marketing para promocionar el visionado de una serie que ya algunos críticos han tachado de "vacía".

Los más puristas señalan que sus críticas se deben a que la imagen de la protagonista no se ajusta a la realidad.¿Es realmente este el motivo de la polémica o aún seguimos generando este tipo de debates por un racismo oculto y arraigado que arrastramos desde hace años?

Otras versiones de la monarca

Si nos paramos a ver otras versiones de la historia de Los Tudor pronto podremos darnos cuenta de que esa "fidelidad" a la imagen real de los protagonistas de la historia nunca o pocas veces se ha dado realmente. La mayoría recordamos esa imagen de Enrique VIII interpretado por Jonathan Rhys-Meyers en la conocida serie Los Tudor. También, Ana Bolena fue interpreda por Natalie Dormer, actriz de dudoso parecido con las imágenes que hasta ahora tenemos de la verdadera Ana. 

Entonces, ¿No es cierto que el cine y las series han tratado siempre de "edulcorar" o "mejorar" la imagen de los personajes históricos que se representan en pantalla? ¿No sería este simplemente un caso igual a las anteriores versiones?

La propia actriz ha respondido al aluvión de críticas recibidas. "Como mujer negra, puedo entender que señalen. Tengo una experiencia vívida de cómo se siente la limitación y la marginación. Me pareció interesante traer la frescura de un cuerpo negro contando esa historia", declaró.

Enrique VIII y Ana Bolena

Ana Bolena y Enrique VIII en Los Tudor

El mundo audiovisual siempre ha estado abierto a críticas y polémicas y de hecho esto podría beneficiar a la promoción de la propia serie pero quizá deberíamos analizar si realmente el debate que generamos en estos casos en torno a la raza, sexo u orientación deberían entrar en juego o si por el contrario deberíamos entender que en un mundo diversificado todo lo que va más allá de la mera interpretación no debería influir en nuestra visión y que dejar de marginar a actores y actrices por este hecho podría empezar a aceptarse como algo natural.