La historia se repite cada vez que hay un cambio de Gobierno. Cada cuatro años el actual sistema democrático permite a los ciudadanos dictar su voluntad y poner al frente del país un grupo político determinado. Este cambio conlleva unos efectos colaterales en los medios de comunicación, sobre todo en su interpretación y enfoque de la actualidad. El tratamiento de según qué casos ponen de manifiesto dos caras de una misma moneda, es decir, dos formas de percibir la realidad y también dos estrategias de comunicación para afrontar un mismo suceso.

En estos días el caso Bárcenas ha puesto de manifiesto este hecho y ha escenificado dos formas de informar y enfrentarse a una misma crisis. En el ámbito de los medios, y sobre todo de la TV, este contexto ha provocado un cambio relevante respecto a la anterior legislatura. Las cadenas se han intercambiado los papeles y se ha enfatizado, en algunos casos, su defensa por una u otra causa. Este cambio de papeles se ha reflejado en La Sexta, que se ha posicionado como el azote permanente del Gobierno y del PP con programas como El Intermedio, Al Rojo Vivo y sus informativos. Cadenas que hace unos años ostentaban este papel audiovisual, como Intereconomía TV y 13 TV, ahora se han convertido en la plataforma oficial del Gobierno en momentos difíciles.

Fue muy significativa en este sentido la intervención de María Dolores de Cospedal en el estreno de El Cascabel del Gato en 13 TV. La apuesta del PP en términos de comunicación fue clara. Hablar directamente con sus votantes más fieles y convencerles que su actuación siempre se ha regido por principios legales y constitucionales.

El espacio también puso su granito de arena y contribuyó en la estrategia marcada por el Gobierno y el partido. En la emisión, se planteó una pregunta un tanto particular: "¿Le parece insultante que Rubalcaba pida la dimisión de Rajoy?". La excepcionalidad de la pregunta no viene por la pregunta en sí, sino en el uso del adjetivo "insultante", que lleva una elevada carga semántica e induce a una respuesta predeterminada.

El mismo día Luis Bárcenas también estuvo telefónicamente en este estreno ¿Casualidad o estrategia? Nunca lo sabremos, pero en comunicación no hay nada más rentable que un tercero corrobore tu versión. De todos modos. es cierto que en este caso la efectividad de esta tercera voz está en tela de juicio, teniendo en cuenta que la veracidad del extesorero ante la opinión pública ha ido decreciendo con las informaciones publicadas y, al mismo tiempo, han aparecido otros testimonios que han confirmado las donaciones.

Como contraposición La Sexta ha aprovechado la oportunidad brindada y se ha alzado como el referente de la crítica a la gestión del PP y Rajoy en el caso Bárcenas. El tratamiento de programas como El Intermedio o sus informativos han incomodado a la dirección popular, que ha trasladado sus quejas a José Manuel Lara, dueño de la cadena. Los informativos de La Sexta están cosechando buenas cifras de audiencia que reafirman su apuesta, al mismo tiempo que demuestran que la ciudadanía tiene mucho interés en conocer sin ambages el desenlace del caso Bárcenas. Independientemente de que en la actualidad se trata de una cadena propiedad de un grupo cuya trayectoria está más vinculada al PP que al PSOE, la cadena parece no olvidar sus raíces. Esta posición crítica de La Sexta, evidentemente, beneficia la estrategia de comunicación del partido de la oposición y, también, de otros como de IU. Ante esta situación, y como era de esperar, Rubalcaba ha incrementado su presencia televisiva. La fragmentación de las audiencias y la irrupción de nuevos canales de comunicación obligan al PSOE a seguir concentrando sus esfuerzos en televisión y, en concreto La Sexta, para movilizar con la ayuda de las redes sociales a los jóvenes desencantados.

Existen también otros dos programas con mucha influencia pública que se han convertido en un monográfico de la gestión del PP y los casos de corrupción. Son El Gran Debate de Telecinco y La Sexta Noche, donde se aprecian estas dos caras de una misma moneda con tertulianos que bien se podrían agrupar en esas dos visiones de la realidad. Son de capital importancia en la construcción de la la opinión pública. Es por ello que de bien seguro en la estrategia de comunicación de ambos partidos sea una prioridad contar con colaboradores afines. Una tercera voz favorable o, al menos, que contrarreste los mensajes en su contra.

Pese a todo, los ciudadanos aún administramos la capacidad y derecho de cambiar nuestros gobernantes cada cuatro años. Ahora bien, gobierne quien gobierne, lo que será difícil de modificar es esta doble interpretación, estas dos caras de una misma moneda en los medios y en la esfera política.