Los grandes periodos de compras, como la Navidad, aumentan el riesgo de ser víctimas de fraudes en internet, pero los ciberdelincuentes no son solo un problema para los consumidores, sino también para los comercios que venden sus productos en la red.

Aunque ninguna compañía grande o pequeña está libre de ser objetivo de estos ataques, “hablando de probabilidades, podríamos decir que las pymes son quizás las más vulnerables, debido a que pueden no contar con el nivel de seguridad de las grandes empresas”.

Puesto que en España las pymes componen el grueso de nuestro tejido empresarial, “debería priorizarse su seguridad al ser un eslabón imprescindible en la cadena de suministro”, indica a Efe el especialista en productos de ciberseguridad de la firma IPM David López.

Sobre todo desde la pandemia, se ha percibido que ninguna empresa está exenta de un ciberataque y se están “masificando”, porque los datos privados son “uno de los negocios más rentables de la actualidad”.

Estos ataques se lanzan sin tener en cuenta sector, volumen de ventas o tamaño de la corporación, según los últimos datos -agrega López- cada 11 segundos, en el mundo, se produce un ataque de ransomware, diseñado para exigir un rescate a la persona que ha visto infectado su ordenador.

En los periodos de campañas de alta demanda, el aumento del tráfico en internet hace que haya un mayor volumen de datos privados y flujo que, sin duda, atraen la atención de los ciberdelincuentes. “Es más que probable” que lo más usado sea el phising (suplantación de identidad), por su efectividad y sencillez a la hora de generarlo.

Ataques

López hace referencia a la aparición de páginas web fraudulentas que copian el código de la original, engañando al usuario sobre la autenticidad de la misma, lo que genera “una situación compleja, ya que, en muchas ocasiones, se trata de negocios cuyos ingresos y principal método de supervivencia es la presencia online.

Los e-commerce deberían además “tener especial precaución” con los ciberataques por denegación de servicio con extorsión, más conocidos como DDoS. Estos ataques pretenden detener la actividad comercial de un negocio online, haciendo que su web no esté disponible, y hay que pagar un rescate para recuperarla. En estas fechas -agrega el experto- cada minuto que un negocio de este tipo está inactivo, “puede llegar a provocar pérdidas millonarias”.

Como en el caso de los consumidores, el punto más importante para que los comercios se protejan de estas amenazas es “siempre el sentido común y la prevención; las personas son la primera barrera de seguridad y detección frente a los ciberataques”.

En cuanto a los modos de protección, siempre es recomendable contar con una solución de ciberseguridad que se adapte a las necesidades de cada empresa. Aunque hay que "dar prioridad a las consecuencias económicas y legales de la sustracción o filtración de datos privados", López recuerda que el daño a la reputación de la empresa atacada, “aunque aparentemente puede ser un factor secundario, se verá sin duda reflejado en las ventas”.