Diario Cofrade

Bordando la Semana Santa

  • Vestidor y bordador, José Muñoz Moreno lleva años dejando su impronta en las hermandades

  • "Esto no es un trabajo frío, aquí hay que poner el corazón", afirma

José Muñoz Moreno se ha convertido en una de las personas más influyentes de la Semana Sana isleña. Su mano se deja notar en la decena de dolorosas que se encarga de vestir para las hermandades, a las que imprime su sello personal -ahí está su gusto por lo clásico- sacando el mejor partido de la personalidad de cada una, del estilo propio de cada cofradía, y a menudo descubriendo nuevas facetas y sorprendiendo: Estrella (Cristo Rey), Lágrimas (Columna), Amargura (Afligidos), Caridad, Gracia y Esperanza (Huerto), Mayor Dolor (Vera Cruz), Paz (Perdón), Dolores (Nazareno) Mayor Dolor en su Soledad (Santo Entierro) y Victoria (Resurrección). La nómina es extensa y abarca toda la Semana Santa completa, desde el Domingo de Ramos hasta el de Pascua.

Pero al oficio de vestidor suma también su faceta de bordador, en la que su nombre -el del taller Virgen del Carmen que lleva con Manuel Jesús Trujillo López-, además de haber aportado sonadas obras a la Semana Santa isleña, suena cada vez con más fuerza. Y no solo en La Isla. En febrero se bendijo la nueva saya que, con motivo de la coronación canónica de la Virgen de la Victoria de la hermandad sevillana de las Cigarreras, ha salido de estos talleres isleños y que se completará con un manto de culto.

Es su segunda gran obra para la capital hispalense después del manto para la Estrella que se realizó en 2015, un encargo decisivo -admite- que fue un punto de inflexión en su trayectoria, hizo visible el buen hacer de los talleres Virgen del Carmen y le abrió la puerta de nuevos encargos. Tras la Semana Santa le llegará el palio de la Vera Cruz de Coria, de Elena Caro, para afrontar su restauración completa, un gran trabajo que probablemente se rematará con la ejecución de un manto de salida para la cofradía. Y en proyecto -por citar algunos- está el futuro palio de la Virgen de la Paz que los hermanos del Perdón han aprobado en cabildo y que está pendiente ahora de los trámites en el Obispado.

El guión de la coronación del Huerto, la túnica del Gran Poder o la túnica de dibujos asimétricos que estrenó el Nazareno en la madrugada del Viernes Santo de 2016 son algunos ejemplos de su trabajo para la Semana Santa de San Fernando, que inevitablemente se relaciona ya con su nombre. La asociación cultural La Venera ha sido la primera en reconocer esta impronta que José Muñoz Moreno y los talleres de bordado Virgen del Carmen están dejando en La Isla y fuera de ella, hasta en la Semana Santa sevillana hacia la que todo el mundo cofrade mira. En la pasada Cuaresma le reconoció su trayectoria al concederle su máxima distinción, el galardón de La Venera. "Nos hizo muchísima ilusión, es un reconocimiento importante y, desde luego, un gesto muy bonito", admite José Muñoz Moreno, que nos recibe en su taller dando los últimos retoques a la saya de la Virgen de la Estrella de la Borriquita para su estreno en la jornada del Domingo de Ramos; una pieza antigua y en muy mal estado que se decidió a recuperar con un resultado excelente. "Aquí siempre hay un factor sentimental. Esto no es un trabajo frío", apostilla. "No puede serlo". Y volver a ver a la Estrella procesionar con la saya con que lo hacía antiguamente encaja en ese contexto. "Nos ha sorprendido el resultado, es una aplicación muy correcta, aunque estaba muy mal conservada. Y nos propusimos el reto de rescatar algo sentimental para la hermandad y nos ha sorprendido a medida que íbamos trabajando en ello".

Nada tiene que ver este trabajo con la otra obra que ha compartido el taller durante los últimos meses, la saya para la hermandad sevillana de las Cigarreras. Pero José Muñoz Moreno matiza. "La saya de las Cigarreras es muy importante -¡qué duda cabe!- pero también lo es el trabajo que hemos hecho para la Borriquita. ¡Si no le pusiéramos la misma ilusión y las mismas ganas a todo lo que hacemos esto no tendría sentido!", enfatiza al asegurar que siempre lo da todo con sus encargos. Ocurre lo mismo que en su faceta de vestidor. "Tengo que poner siempre todo el corazón en todas las imágenes, a todas tengo que dar el cien por cien porque las hermandades han confiado en mí", insiste. Esto de la Semana Santa funciona así.

Fue hace alrededor de 25 años cuando José Muñoz Moreno empezó a dar sus primeros pasos con los bordados. Él mismo lo cuenta: "Pasé por varios talleres aprendiendo, me fui haciendo a mí mismo con el tema del bordado. Recuerdo que experimentaba en mi casa con algunas piezas. Las desmontaba y las volvía a montar. Luego estuve ayudando en varios talleres...", explica. Así llegó a mediados de los 90 a lo que puede considerarse su primera obra en solitario: el bacalao bordado para la hermandad de la Caridad.

Fueron, no obstante, los años que pasó con los carmelitas lo que marcaron definitivamente su trayectoria. "Estuve tres años en Córdoba. El padre Juan Dobado decidió montar un taller de bordado y en apenas unos meses hicimos la bambalina frontal de la Virgen del Carmen. Hasta entonces no había hecho nada parecido. La verdad es que fue todo un reto. Y todo el mundo era nuevo, eran mujeres que estaban aprendiendo... Era además un palio de estilo rococó, que yo nunca había tocado. Fue algo completamente novedoso y comprobé que podía sacar mucho más de mí, que podía sacar mucho más del bordado y que podía trabajar con distintos dibujos y diseñadores", explica José Muñoz Moreno.

Fueron años que le sirvieron para madurar con el bordado, la base que le sirvió para dar el siguiente paso, su regreso a San Fernando: la puesta en marcha del taller Virgen del Carmen con Manuel Jesús Trujillo. "Él dibuja y hace los diseños, yo soy el maestro pero él es el alma del taller, el que da forma a los proyectos, el que los visualiza". Y empezaron a llegar trabajos hasta que un día recibieron la llamada de la junta de gobierno de la hermandad de la Estrella de Sevilla, que les pidió que presentaran una propuesta para la realización de un manto para la dolorosa. "Al principio nos creíamos que era broma", reconoce José Muñoz Moreno. Pero no, la cosa iba muy muy en serio. Tanto que finalmente terminó en un encargo formal que marcó un punto de inflexión. Tener una obra en Sevilla y en una cofradía como la Estrella no es un encargo cualquiera. Eso hay reconocerlo. Para el taller Virgen del Carmen fueron meses muy especiales, de intenso trabajo en el que tuvieron que dar lo mejor de sí pero que dejaron también momentos verdaderamente únicos. "No es solo por tener un trabajo para Sevilla. Si eres cofrade sabes bien lo que es esa hermandad, lo que significa esa imagen, así que imagínese cuando la tienes delante tuya para medirla, cuando te dan el privilegio único de llevar la Virgen hasta el lugar en el que se viste y al Cristo hasta el altar mayor, que fueron algunos de los detalles que la hermandad tuvo con nosotros", explica.

Fue una obra que les marcó y que además supuso el inicio de una relación con la hermandad sevillana para la que también ha realizado otros trabajos.

Y eso que tuvieron que sacar adelante el reto de exponerse al juicio del público más exigente, del que salieron más que airosos. Porque además su trabajo para la Estrella abrió nuevas puertas. Ahí está el encargo de las Cigarreras. "A raíz del manto de la Estrella la gente empieza a interesarse y empieza a mirar qué habíamos hecho", apunta el bordador isleño. Así llegó el encargo de un grupo de hermanos de esta cofradía para la saya de la Victoria que estrenará el próximo Jueves Santo. Aquí el taller acudió a viejas fotografías para reconstruir el diseño de una antigua saya de la hermandad que había desaparecido y que, de esta forma, se recuperaría en las vísperas de su coronación. "Fue algo que gustó especialmente a la hermandad y que reconocieron en el momento de la bendición. El hermano mayor aplaudió que se consiguiera recuperar una parte de la historia de la hermandad que se había perdido", comenta.

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