Sociedad

"Un palo grande en un pueblo chico"

  • Luto en Monterrubio de la Serena, de donde eran cuatro de los fallecidos

La localidad pacense de Monterrubio de la Serena concentró ayer todo su dolor por la muerte de los cinco adolescentes fallecidos en el accidente en torno al polideportivo municipal, donde se instaló la capilla ardiente.

Bares, hoteles, oficinas bancarias y comercios, entre otros establecimientos, cerraron ayer sus puertas para expresar el duelo por los cinco jóvenes muertos, cuatro de ellos vecinos de este municipio, ya que el quinto es de la pedanía de La Nava, dependiente de la vecina Benquerencia de la Serena.

En Monterrubio, población de unos 2.000 habitantes y en la que todo el mundo se conoce, según dice a Efe el alcalde, Antonio Blázquez, apenas se ven personas por las calles a excepción del entorno del pabellón Polideportivo. Es allí donde se registra el mayor movimiento, con el constante entrar y salir de familiares, amigos, compañeros de los fallecidos, además de los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado y numerosos periodistas.

Monterrubio también expresa su dolor en algunos balcones, con banderas nacionales y camisetas del club de fútbol sala, el CD Monterrubio, al que pertenecían los fallecidos, cuyos colores son también el rojo y el amarillo en franjas verticales, y a los que se les han colocado crespones negros. Blázquez relata que la localidad está "destrozada" y que afronta la situación "muy mal", aunque con el ánimo y la resignación de superarla.

Gabriel Pérez, padre de uno de los niños que resultaron heridos, pero que ya ha sido dado de alta, celebra que su hijo ha sido uno de los mejor parados, con sólo unas contusiones y arañazos leves aunque "psicológicamente está hundido". "La noche ha pasado como una pesadilla, somos un pueblo pequeñito y el que no es familia es amigo, vecino o conocido. En un pueblo chico, para lo bueno y lo malo somos una piña", dice.

Por su parte, Flor Tena, la tía de uno de los fallecidos, José Manuel Tena, comenta que están "hechos polvo" porque "no lo asimilas ni te lo crees, aunque lo peor vendrá después". "Eran niños muy jovencitos, mi sobrino iba a hacer 13 años el 27 de este mes y era muy divertido, muy lindo y muy salado", explica entre lágrimas recordando que su sobrino no tenía que jugar el jueves pero que quiso acompañar a un compañero "porque quería estar con él para apoyarlo".

Eduardo Amiana, de 15 años y compañero de clase de uno de los fallecidos, Juan Pedro Martín, de 14 años, explica que todos los compañeros están "muy mal" y los fallecidos "eran muy buenas personas y muy buenos amigos".

Entre tanto la mujer del alcalde, Ana María Balsera, repartía lazos negros de condolencia a las puertas del polideportivo, mientras señala que "ha sido un palo muy grande en un pueblo muy chico".

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